Eran las 16:02 hora local de la Argentina, cuando el Belgrano, ubicado en las coordenadas Latitud 55°24' Sur y Longitud 61°32' Oeste, recibió el impacto del primero de dos torpedos MK-8 lanzados por el submarino nuclear británico HMS Conqueror desde una distancia de unos 5 kilómetros, cumpliendo una orden emanada directamente de la Primer Ministra Margaret Thatcher.

La nave británica lanzó en realidad tres torpedos, pero el tercero no dio en el blanco, golpeando sin explotar la quilla del buque patrullero ARA Bouchard que era parte de la formación naval que acompañaba al crucero.

Revelador nombre el del submarino, "Conqueror", que significa nada menos que "Conquistador", para ser el brazo ejecutor de un país colonialista.

La ubicación del ARA General Belgrano al momento de ser atacado estaba fuera del área de exclusión determinada por el propio gobierno británico alrededor de las islas. Esto dio motivo a una controversia aún no zanjada y que ha llegado a tribunales internacionales, ya que se puso en duda si ese ataque fue una acción bélica legítima o un crimen de guerra.

Por otra parte, al dolor por los caídos se sumó mucha indignación en nuestro país, cuando se supo que el comandante del Conqueror, Capitán Christopher Wreford-Brown, izó la bandera pirata "Jolly Roger" al arribar a su base en Faslane, Escocia.

Como descargo, los ingleses explicaron que es tradición en la armada británica, especialmente en la rama submarinos, enarbolar la Jolly Roger al regresar al puerto luego de "matar" una nave enemiga.

El debate sobre la legitimidad del ataque comenzó cuando se dio a conocer un mapa de la época, de la inteligencia estadounidense, en el que marca que la última posición del General Belgrano fue a 30 millas náuticas al sudeste del cordón de seguridad (un perímetro de 200 millas alrededor de las islas) trazado por el gobierno de Londres.

En este hecho se apoyaron los familiares de las víctimas del Belgrano para denunciar el hundimiento como un crimen de guerra innecesario. Pero la Comisión Investigadora de las Violaciones a los Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Defensa de la República Argentina desestimó, en fallo dividido, la denuncia.

Varios altos mandos navales de la época de la Guerra de Malvinas, tanto argentinos como británicos, afirmaron que el hecho fue una acción bélica legítima.

No obstante, en julio de 2000, familiares de los caídos denunciaron a la ex primer ministro del Reino Unido, Margaret Thatcher, ante el Tribunal Internacional de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo, Francia, el cual rechazó la denuncia.

A 39 años de esos hechos, seguramente será difícil establecer con claridad y contundencia la legitimidad o no de los mismos. Pero lo que quedará para siempre en la conciencia nacional será el sacrificio de nuestros soldados de mar, tierra y aire, que dieron su vida en la Guerra de Malvinas frente a un enemigo poderoso en armamento y tecnología, pero débil en sus motivaciones, puramente colonialistas.

Vaya desde El Agrario el respetuoso y orgulloso reconocimiento a todos nuestros combatientes, los caídos y los veteranos de guerra, a quienes la Patria tardó demasiado en honrar