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Brasil: Sergio Moro se lanzó como candidato a la presidencia

El hombre que condenó a Lula da Silva busca posicionarse como la tercera vía de las elecciones presidenciales que tendrán lugar en octubre de 2022. A su habitual discurso anticorrupción, Moro incorporó otros temas como la economía, salud, educación, medio ambiente y tolerancia.

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 28-11-2021 10:30hs

Sergio Moro, el exjuez que condenó a prisión a Lula da Silva, se ha lanzado a la carrera por la presidencia de Brasil, anunciando que está dispuesto a liderar un proyecto de alternativa tanto a Lula como al actual presidente, Jair Bolsonaro. Luego del acto de afiliación partidaria, el pasado 10 de noviembre, llenó su agenda de compromisos, entre reuniones con políticos y entrevistas a la prensa, mostrándose activo y dando algunas definiciones políticas. El exjuez se presentó con un discurso cuidadosamente preparando y un notable asesoramiento en materia de comunicación política. ¿Hay posibilidades de que las elecciones de octubre de 2022 sean entre Lula da Silva y el exjuez que lo envió a prisión?¿Puede Moro desplazar a Bolsonaro en la competencia?

Moro se afilió al partido Podemos, una formación fundada en 1995 pero que cambió de nombre en 2016, de centro o centro derecha y en la cual hay varios aliados del actual presidente Bolsonaro. Ese punto muestra uno de los grandes trazos de la candidatura de Moro: el hombre afamado por investigar y condenar a Lula compite directamente con Bolsonaro, intentando captar a los sectores cercanos al presidente y a los desencantados con su gobierno. De acuerdo a la última encuesta del instituto Ipec, del mes de septiembre, el 28 % de los brasileños aprueba la forma de administrar el país de Jair Bolsonaro. Su intención de voto entonces era del 23 %, contra el 48 % de Lula. 

En su discurso de afiliación al Podemos, Moro le dio centralidad al tema corrupción y lo identificó como el gran responsable de los males de Brasil. Según sus ideas, la corrupción del sistema político consiste tanto en el desvío de fondos como en la alteración del principio de servicio público: los políticos buscarían servirse a sí mismos antes que al pueblo, lo que genera la falta de desarrollo y servicios públicos de baja calidad. También incorporó otros elementos nuevos a su habitual repertorio, entre los que se destacan las cuestiones económicas, medio ambiente, tolerancia, respeto a la prensa, educación y salud. 

Moro se presenta como una alternativa liberal en el plano económico, retomando la línea implementada desde el gobierno de Michel Temer (luego del juicio político a Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores) y continuada con Bolsonaro. En ese sentido, en una entrevista a la CNN Brasil, dejó abierta la posibilidad de privatizar la compañía petrolera Petrobras, aunque no dio mayores definiciones. 

Moro le dedicó algunos segundos a la cuestión del medio ambiente y la deforestación de la selva amazónica. Agregó que la política del actual gobierno perjudica la imagen del país en el exterior y espanta a los inversores. Moro evitó hablar de los pueblos indígenas y subrayó que los habitantes de la región amazónica deben tener posibilidades de desarrollo, pero prohibiendo la deforestación y los incendios ilegales. 

También habló de respeto y tolerancia a las diferencias, pero no mencionó a los colectivos de mujeres ni LGBT+. Esos puntos, medio ambiente y tolerancia, muestran a las claras que Moro tiene diferencias con Bolsonaro, pero, al mismo tiempo, pretende aproximarse a los sectores que lo apoyan: productores agropecuarios (donde cala fuerte el discurso contra las reservas indígenas) y conservadores. 

Sin embargo, el punto en donde más claramente Moro va por las banderas de Bolsonaro es en la cuestión militar. Sabido es que Bolsonaro puso a los militares en el centro de su campaña electoral, tanto desde lo discursivo y apelando a los militares como símbolo, como con variedad de candidatos militares y policías (fenómeno anterior a Bolsonaro pero acentuado con él), así como en la composición de su gabinete, el cual llegó a tener más militares que la propia dictadura militar (1964-1985). Moro ya cuenta con el bien reputado general Santos Cruz, uno de los primeros militares en dejar el gobierno en 2019, y de quien ha adoptado el discurso sobre las Fuerzas Armadas y los militares. “Vamos a valorar a las Fuerzas Armadas. El militar no es diferente de los demás”, sentenció Moro, repitiendo el mantra de Santos Cruz quien este jueves también se afilió al Podemos. 

La cuestión de la participación en política de militares retirados y en actividad, así como la gravitación de las Fuerzas Armadas en la vida institucional continuará siendo un tema relevante en Brasil. Mientras que Moro procura hacerse con el apoyo de miembros de las fuerzas, emulando al Bolsonaro de 2018, desde el Partido de los Trabajadores algunos defienden que es necesario “terminar con la tutela militar”, como lo expresó José Genoino, expresidente del partido y uno de sus fundadores. Según informa la periodista Thaís Oyama, en el portal UOL, para un general en actividad, con los comentarios de Genoino el Partido de los Trabajadores empuja a los militares hacia Bolsonaro. Mientras tanto, de acuerdo al general, aún no está claro que Moro represente una alternativa, ya que Bolsonaro tiene un discurso que es la pura antítesis de Lula.

A pesar de que tanto Lula como Bolsonaro sean hoy en día los políticos con más intención de voto, así como los únicos que cuentan con una masa fiel de militantes, la división de la sociedad brasileña continúa siendo principalmente en torno a la figura de Lula y el Partido de los Trabajadores. La división, o clivaje, como se lo conoce en la Ciencia Política, continúa siendo entre petismo y antipetismo, lulismo y antiluismo. Uno de esos campos hoy se encuentra dividido entre Bolsonaro y Moro, y es allí donde el hombre que condenó a Lula - condena anulada por falta de imparcialidad en marzo de este año por la Corte Suprema-  busca hacerse un lugar.  

 

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