Misiones

Cambian sistema forestal por producción agroecológica de alimentos

En Puerto Piray, Misiones, y con el asesoramiento de la Facultad de Agronomía de la UBA, la organización de Productores Independientes de Piray (PIP) obtuvo 600 hectáreas para reemplazar el monocultivo de pinos y eucaliptos por la producción agroecológica de alimentos.

Por Patricio Detto | 01-05-2021 12:00hs

En Misiones la producción forestal es un pilar muy importante de la economía local y regional. Sin embargo, la organización de Productores Independientes de Piray (PIP) hacía décadas que venían advirtiendo sobre los problemas de salud y ambientales que causa el monocultivo de pinos y proponiendo alternativas de utilización de la tierra, como es el cultivo agroecológico de alimentos. Luego de una década de reclamos consiguieron que la provincia les otorgara 600 hectáreas expropiadas a la principal multinacional forestal.

"Las familias de la organización campesina Productores Independientes de Piray vivían rodeadas de plantaciones de pino y eucalipto de la principal multinacional forestal de la región. Esta situación les causaba problemas, ya que, por ejemplo, el polen de los árboles contaminaba el aire y les provocaba complicaciones respiratorias, y el uso de agroquímicos en las forestaciones afectaba la calidad del agua de la zona. Además, el contexto les hacía imposible tener sus propios cultivos", contó María Eugenia Biggeri, docente de la cátedra de Manejo y Conservación de Suelos y de la materia Agroecosistemas Campesinos de la FAUBA.

 

Las primeras 166 hectáreas que recibieron de monocultivo forestal las transformaron en pocos meses en agroecosistemas diversificados para producir alimentos. Las tierras son de propiedad comunitaria y, por medio de asambleas, la comunidad resolvió cómo usarlas, qué cultivar y cómo comercializar la producción.

Cada familia recibió una hectárea y cultivó múltiples especies sin usar agroquímicos. A grandes rasgos, los y las productoras de Piray mejoraron la base de recursos naturales, recuperaron zonas de selva nativa y favorecieron el cuidado del ambiente. La organización destinó casi 20 hectáreas a preservar bañados y vertientes, y dejaron más de 130 metros de bordes de vegetación natural por cada hectárea productiva para incorporar biodiversidad a los agroecosistemas.

Biggeri destacó que la producción agroecológica familiar mejoró las propiedades de los suelos de la zona. "Comparamos el suelo de un lote que tuvo 70 años de monocultivo de pinos con el de una chacra familiar. El suelo de la chacra mostró un mejor estado de salud. Entre otras propiedades, presentó una mayor estabilidad estructural y una menor compactación. Esto brinda un ambiente más propicio para el desarrollo de raíces y de microorganismos, y facilita que el agua infiltre más fácil, un aspecto clave en esta zona donde llueve muchísimo".

Los avances de esta investigación se presentaron en el VIII Congreso Latinoamericano de Agroecología que organiza la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología, y dieron cuenta de la posibilidad cierta de un cambio sustentable y del mejor aprovechamiento de la tierra. “La transición que viene haciendo la organización involucra modificar la forma de producir, de organizar el trabajo, de comercializar y de distribuir la tierra”, informaron desde la Universidad.

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