OPINIÓN

Directa al grano

Por Gerardo Gallo Candolo | 11-10-2020 11:03hs

Argentina es líder en la implementación del sistema de Siembra Directa. Esta técnica es reconocida y avalada por una gran mayoría del sector agropecuario, pero poco se conoce fuera del mismo y mucho menos se aprovecha como política de estado cuando comerciamos con el mundo.

La razón de su implementación es la sustentabilidad del sistema de producción y los beneficios más visibles son la conservación del suelo y la amortiguación del cambio climático. El amplio reconocimiento del sector está confirmado por el alto índice de adopción; según datos oficiales entre el 90 y 95 por ciento de los cultivos argentinos se hacen con esta técnica pero fuera del mismo no se visualizan los beneficios que pueden aportar a la sociedad. La red que nuclea a productores líderes en el sistema de Siembra Directa en Argentina (AAPRESID) ya cuenta con más de 30 años, y no es un dato menor para explicar la consolidación del sistema.

Nuestro país es líder en el desarrollo de máquinas sembradoras en directa: unas 40 empresas radicadas en el interior del país siguen innovando permanentemente manteniéndose, a pesar de los inconvenientes de nuestra economía, en un liderazgo reconocido mundialmente. Aunque el estado asistió, principalmente a través del INTA, la presencia argentina de muchas empresas en varias exposiciones internacionales, no se observa una política de estado permanente que acompañe este esfuerzo para apuntalar exportaciones.

En el mismo sentido es reconocida la tecnología para secuestrar carbono en el suelo, ahorro de agua en la producción de alimentos, menores emisiones de gases efecto invernadero, en resumen amortiguación el cambio climático, pero poco se aprovecha para mostrar al mundo ese beneficio que acompaña cada grano que sumamos al comercio mundial.

Otra de las ventajas del sistema es el ahorro de agua, que en campañas como la actual de lluvias insuficientes se hace más evidente, que se traduce en la eficiencia en el uso del agua para la producción de granos. Cuando vendemos alimentos al mundo estamos vendiendo, de alguna manera, el agua dulce empleada para producirlo que es un bien mundialmente escaso.

En estos momentos que se debate como mejorar nuestra estrategia exportadora, el valor agregado, en el trabajo asociado de Cancillería con los Ministerios de Economía y Producción, respaldando este accionar como política de estado, es fundamental que estas premisas se tengan en cuenta al desarrollar nuevos mercados y en los ya tradicionales.

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