El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desarrolló una serie de mapas que muestran la cantidad de focos de calor en las distintas provincias del país en el mes y año y lo compara con los acumulados históricos. De esta manera, la frecuencia de los focos en determinada zona y la valoración de si se trata de una cantidad inferior, igual o superior a los datos históricos permite proyectar la potencial de ocurrencia de incendios.

Los focos de calor son anomalías de temperaturas registradas en la superficie terrestre, define el INTA, que pueden aumentar la posibilidad de que se provoquen incendios. Lógicamente, en el entrecruzamiento con los datos de pronostico del tiempo, se podrá determinar la mayor o menor probabilidad de que ocurra este fenómeno.

En un contexto de cambio climático debido al calentamiento global, este tipo de herramientas facilitan el análisis de las situaciones presentes y futuras, en el corto plazo, para contribuir a la toma de decisiones. Esto cabe para la estrategia productiva de cultivos, así como para prevenir situaciones dañosas para el ecosistema y la población en general.

Así lo explica María de los Ángeles Fischer, investigadora del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar: gracias a los "sensores capaces de detectar los focos de calor (...) se puede ubicar con coordenadas geográficas en el corto plazo la presencia de un potencial evento de incendio". Se trata de una herramienta "muy útil para los tomadores de decisiones ya que permiten redirigir recursos hacia departamentos o provincias muy afectadas por esta clase de eventos, y poder prevenir situaciones adversas a futuro", destacó.

Los mapas se encuentran disponibles en el sitio web de SEPA (herramientas satelitales para el seguimiento de la producción agropecuaria) del Instituto de Clima y Agua del INTA, junto a otros productos que miden la vegetación, la agrometereología, la evolución de los cultivos, los eventos extremos, etc.

La información disponible es obtenida a través del sensor MODIS a bordo de los satélites AQUA y TERRA, de 1 km2 de resolución espacial. "Y, a partir de ellos, se pueden realizar productos que resumen y analizan la frecuencia espacial y temporal de los focos en la Argentina", señala el Instituto.

Cabe destacar que en el caso de los mapas de focos de calor, los valores históricos son tomados de registros satelitales recabados durante más de 20 años por el Instituto. Respecto a las referencias, los focos acumulados se determinan por mes y por año, según provincia y departamento, visualizables en un mapa de "fácil interpretación", indicó Fischer.

De acuerdo con la especialista, "al calcular parámetros estadísticos como el promedio, máximo y mínimo a lo largo de una serie histórica, podemos relativizar la situación transcurrida en un mes, por ejemplo, versus el promedio de focos detectados para ese mes en los últimos 20 años de información".

Asimismo, Pablo Mercuri, director del CIRN (Centro de Investigaciones de Recursos Naturales) del INTA Castelar, afirmó que "estamos frente a la presencia de un segundo año consecutivo con un fenómeno climático La Niña". Esto quiere decir que las estimaciones prevén que el ciclo de condición seca se ampliará hasta marzo con menores precipitacionesque lo esperado para la época del año, aclaró el INTA. "Este pronóstico se enmarca en un escenario de escasez hídrica y elevadas temperaturas, en algunos casos con récords, que se registra en gran parte del territorio nacional", describió. Igualmente, Mercuri aclaró que esta condición es muy variable según la zona puesto que las precipitaciones en años Niña son aisladas y muy dispares entre localidades.

De todas maneras, lo que importante es tener en cuenta el entrecruzamiento de las variable y los datos estadísticos históricos para comparar y prever los eventos posibles que puedan complicar la campaña productiva.

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