Una historia de amor guaraní

Leyenda de las Cataratas del Iguazú

Por Redacción El Agrario | 22-02-2020 12:45hs

Según cuenta la leyenda guaraní, hace muchos años, en el río Iguazú vivía una gran serpiente llamada Boi, a la cual la comunidad indígena debía ofrecerle una doncella en sacrificio arrojándola al río.

Para realizar este ritual se convocaban a todas las tribus indígenas de la zona, pero un año siendo el jefe de una de esas tribus el Cacique Tarobá sucedió algo inesperado. Al conocer a la doncella que debía ser entregada a la gran serpiente, éste se enamoró profundamente. Trató de convencer a los demás caciques de que Naipí, como se llamaba la joven, no fuera arrojada al río, pero no logró convencerlos; Naipí sería sacrificada.

Pero Tarobá no se rindió, y la noche antes del sacrificio, raptó a Naipí. Juntos escaparon en una canoa y navegaron por el río Iguazú. Enterada de lo sucedido, la serpiente partió con su cuerpo el río en dos, dando lugar a las cataratas del Iguazú, donde Tarobá y Naipí quedaron atrapados. Boi convirtió a Tarobá en un árbol, justo encima de las cataratas y la caída de las aguas representan la cabellera de Naipí.

La serpiente partió con su cuerpo el río en dos, dando lugar a las cataratas del Iguazú

Hecho esto, la serpiente Boi (Diosa del rio Iguazú) volvió a sumergirse en la Garganta del Diablo, como es conocida la parte baja de las cataratas, y desde ahí vigila que los amantes no vuelvan a unirse jamás.

Pero cuentan los indígenas, que los días donde aparece el arcoíris, Tarobá y Naipí unen de nuevo su amor..

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