RECOMENDACIONES A PRODUCTORES

Rotar para Cuidar

Cuando confeccionamos nuestro plan de siembras lo hacemos teniendo en cuenta los márgenes esperados: precios, fletes, impuestos. Pero la rotación de lotes no solo debe hacerse pensando en diversificar riesgos económicos sino también en la sustentabilidad del suelo. Rotando los controles químicos con diferentes principios activos también mejoramos el control de malezas e insectos.

Por Gerardo Gallo Candolo | 15-03-2020 10:30hs

En 1996 un grupo de asesores hicimos una recorrida técnica por el medio Oeste estadounidense visitando establecimientos agropecuarios, universidades y otros centros de investigación. En uno de ellos de Iowa conocimos al Dr. James Baker un investigador en biosistemas agropecuarios. Pocos días atrás en Argentina se había aprobado el uso en soja de la tecnología RR (Resistencia al Glifosato) casi en forma simultánea con EEUU. Ese día Baker fue terminante: “esa tecnología nos durará seis años”, afirmó el investigador, “las malezas adquieren en ese tiempo resistencia” explicó mientras escuchábamos asombrados la contundencia de su afirmación.

En Argentina empezamos a vislumbrar sus afirmaciones recién en 2004 cuando un productor salteño informó la primer resistencia a la tecnología, Sorgo de Alepo, y en años posteriores se sumaron decenas de malezas, algunas con mayor o menor distribución territorial, pero en la mayoría de los casos la tolerancia y resistencia se observaron en lapsos mayores a lo afirmado por el especialista estadounidense.

La rotación de cultivos y pasturas, entre otras ventajas, mejora la sustentabilidad del suelo y de todo el sistema.

Algo similar pasa con el control de insectos y enfermedades y de cualquier elemento biológico de un ecosistema.

¿Qué podemos aprender de esta cuestión respecto al manejo de nuestros lotes hoy? En primer lugar debemos entender que hay dos grandes diferencias entre  nuestras “Pampas” y el medio Oeste americano: una climática, ya que allá tienen nieve y parte del suelo congelado durante el invierno, cosa que no ocurre aquí; y en segundo lugar su rotación prácticamente se compone de maíz y soja, mientras que en Argentina tenemos varios cultivos y...pasturas.

Aunque en las dos últimas décadas parte de la ganadería se termina engordada a corral, otra sigue terminándose a pasto. Las ventas anuales de semillas de alfalfa, verdeos y otras forrajeras explican que hay una gran parte de nuestras llanuras donde se practica una rotación “tradicional” de cultivos con pasturas. La rotación de cultivos y pasturas, entre otras ventajas, mejora la sustentabilidad del suelo y de todo el sistema, (materia orgánica, fertilidad, control de malezas y de insectos, relación carbono nitrógeno de rastrojos); económica y financiera (varios mercados, diversificación de riesgos). Estas características de nuestra producción retrasaron la aparición de resistencias.

En resumen, además de tener en cuenta los márgenes esperados cuando planificamos las siembras deberíamos pensar también en la sustentabilidad del suelo presupuestando los controles químicos con diferentes principios activos para mejorar y mantener las tecnologías y para lograr un control superior de malezas e insectos.

(*) Gerardo Gallo Candolo es Ingeniero Agrónomo y Periodista Agropecuario; asesor y administrador de empresas agropecuarias y analista del sector en medios periodísticos: Radio Mitre, Radio Cooperativa y Canal 26.

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