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Post Pandemia: Advierten que el consumo de carne global se contraerá drásticamente

La aparición del coronavirus dio pie a una nueva etapa de la humanidad en la que el consumo, al igual que otras esferas de la vida, sufrirá considerables cambios. Según expertos, luego de la pandemia, el espacio tradicional que las carnes han tenido en las heladeras del mundo tenderá a reducirse.

Por Belén Benítez | 20-07-2020 10:00hs

Desde la confirmación de los primeros casos de coronavirus en Wuhan, se inició una nueva etapa de la humanidad y los consumos no están exentos. A diario, se conocen las consecuencias que el virus tiene en las más diversas industrias desde la turística hasta la de los hidrocarburos. Dentro de ese panorama, expertos afirman que el consumo de carne per cápita luego de la pandemia llegará a su punto más bajo en años.

La crisis por Covid-19 sería el punto de inicio de una nueva idiosincracia de los consumidores y productores de carne. De acuerdo a datos de las Naciones Unidas, el consumo de carne este año caerá un 3% respecto al año pasado, una de las mayores contracciones desde el inicio del milenio.

Los indices alicaídos respecto a la carne no sólo alcanzarían el consumo per cápita sino también a las demandas de diferentes regiones, según Bloomberg. Misma tendencia negativa muestran los últimos informes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en la que al contrario de cómo habían estimado anteriormente, adelantaron que éste año sería de contracción para el negocio en casi todos los mercados principales. Las proyecciones marcadas Bloomberg indican que los niveles del mercado global previos a la pandemia no serán recuperados al menos hasta el 2025.

 

Cambio de paradigma en la industria y el consumo de carne

La retracción de los indices de consumo y demanda de carne a nivel global es atribuible a una conjunción de factores. En primer lugar, a una decisión económica de los consumidores que, sumergidos en la crisis económica que se atraviesa actualmente y la incertidumbre de la que potencialmente se vendrá, resignaron el consumo de carne para situaciones excepcionales.

Según el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA) estas redefiniciones que se dieron por el coronavirus impulsaron a los consumidores a ponderar la compra de no perecederos para aprovisionarse y precisaron que son los grupos familiares con ingresos mayores a los $58.000 los que más se interesan en el consumo de carne y la tienen en cuenta a diario.

A su vez, los tipos de consumos variaron en la Argentina: los menores porcentajes de caída de consumo de carne se registraron en carnes para guiso, picada y para milanesa. En cambio, el asado, los cortes para horno y la carne de cerdo fueron los más golpeados por el efecto pandemia, principalmente como consecuencia de las mermas de la actividad gastronómica y hotelera.

Lo cierto es que si esta tendencia de consumir menos carne se consolida, esto podía traer aparejada una nueva era de dietas en la que el cambio refleje un aumento en las proteínas de origen vegetal.

No obstante, la decisión de consumir menos carne también está impulsada por las tendencias vegetarianas y de conciencia ambiental; ya que, de acuerdo a Bloomberg la conciencia de las sociedades se elevaron al punto tal de comprender los daños que generan los gases de efecto invernadero, los cuales son, en una buena proporción, consecuencia de la industria cárnica, láctea y de transporte de éstas.

A su vez, el desconocimiento técnico del virus en relación a su origen y contagio también está impactando en los consumidores que, si bien no siguen una lógica “ética” como los vegetarianos, eligen no comer carne debido a la desconfianza que se generó en torno a los productos animales y su relación con enfermedades. A diario circulan noticias en medios que vinculan la carne de cerdo u otras con potenciales enfermedades letales, por su puesto, generando un impacto negativo en la percepción de la gente.

Previo a que se desate la pandemia, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) ya había advertido en un informe de hace dos años sobre una potencial disminución de carne por decisiones alimentarias de parte de los consumidores principalmente enfocadas en el cuidado de la salud, la reducción de la obesidad y garantizar una nutrición apropiada; por lo que las noticias recientes hacen mella sobre planteos que se vienen haciendo desde hace un tiempo.

También, los brotes de coronavirus resquebrajaron las cadenas productivas a nivel mundial, principalmente de los países del primer mundo con producciones de altas escalas. Entre ellos se encuentra Estados Unidos que, ocupando el primer puesto de cantidad de casos positivos a nivel mundial, no tardó en sufrir las consecuencias del virus a través de una merma considerable en el stock, en la que si bien tenían animales para faenar encontraron severas complicaciones para mantener la logística y sus gondolas terminaron por mostrar vacíos que fue al fin y al cabo lo que habían pedido históricamente los activistas del clima y en contra del maltrato animal.

También, los brotes de coronavirus resquebrajaron las cadenas productivas a nivel mundial, principalmente de los países del primer mundo con producciones de altas escalas. Entre ellos se encuentra Estados Unidos que, ocupando el primer puesto de cantidad de casos positivos a nivel mundial, no tardó en sufrir las consecuencias del virus a través de una merma considerable en el stock. Pues, si bien tenían animales para faenar, encontraron severas complicaciones para mantener la logística y sus góndolas terminaron por mostrar vacíos que fue al fin y al cabo lo que habían pedido históricamente los activistas del clima y en contra del maltrato animal.

La propagación del coronavirus, por otra parte, desnudó actitudes de la patronal de Estados Unidos que pusieron en tela de juicio las maneras en la cuales los trabajadores prestan tareas. Fueron varias las denuncias por parte de trabajadores en las redes sociales y en medios de corte independiente en la quedaban de manifiesto las condiciones en las que trabajaban, con cuidados mínimos, a salarios bajos y con pocos beneficios.

El escrutinio público de todas estas situaciones, especialmente en un momento en el que las noticias llegan a distancias antes impensadas con una rapidez inusitada, podría motivar la decisión de reducir la demanda al menos en EEUU, Brasil y Alemania, que fueron los países que más vienen padeciendo el virus en el sector ganadero y cuya crisis productiva puso en el ojo crítico los habituales manejos de la industria.

Los momentos de aislamiento, también, para Bloomberg, impulsaron  a los consumidores a cocinar en sus hogares, controlando más, así, los gastos y los alimentos que integran la dieta. Por su puesto, eso trae mermas en el ámbito gastronómico y se estima que casi 2.2 millones de restaurantes de todo el mundo podrían cerrar de acuerdo a Aaron Allen & Associates. Al igual que en Estados Unidos, Argentina podría sufrir las consecuencias de ésta decisión si los consumos fuera del hogar se disminuyen: el cierre de locales gastronómicos que no puedan hacerle frente a la crisis generada por la pandemia, serán un espacio menos para ubicar la carne argentina.

Pocas cosas son ciertas de cara a la economía post pandemia, pero se puede esperar que al menos durante unos años se registren indices de consumo drásticamente menores a los de la actualidad. Desde el Departamento de Agricultura de Estados Unidos advirtieron que sólo se puede esperar un aumento en la demanda de carne si crece la población más rápido que la producción; de lo contrario los consumos pueden alcanzar un mínimo desde el 2000.

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