Son reiteradas las quejas de diversos productores de la provincia de La Pampa respecto a los destrozos que hacen los jabalíes sobre la cosecha y el daño que provocan en el ganado. El lío que produce este animal para algunos puede resultar algo simpático, pero no lo es para aquellos que sufren grandes pérdidas a raíz de su comportamiento.

"Es difícil verlos porque tienen hábitos nocturnos y muchos no se dan cuentan del destrozo que hacen hasta el momento de cosechar", explicó Juan Pablo, productor oriundo de Atreuco de la provincia en cuestión.

Los productores indicaron que el jabalí no es una especie autóctona, sino introducida, así como el zorro colorado, la liebre europea, entre otros. Este animal no tiene predadores naturales, y por esta razón en los sitios donde hay comida en abundancia, como son las zonas productivas de La Pampa húmeda, se instala. De esta forma esta especie se ha reproducido de una manera exponencial.

"Los jabalíes no conocen de limites ni mucho menos de propiedad privada. Hacen mucho daño", exclamaron las voces de los testimonios que se comunicaron con El Agrario.

Este mamífero, sin intención, culmina con todos los cultivos, ya sea por lo que come, o por lo que rompe. Aquí es donde aparecen las pérdidas de los productores y ni hablar cuando se empeñan en dañar infraestructuras, rompiendo así, silobolsas, boyeros, bebederos, entre otros.

Así como la siembra y la cosecha son sus víctimas, también se ven afectados los cerdos y sus crías. Muchas veces el jabalí entra a los corrales y lastima los animales, inclusive en más de una oportunidad provocandoles la muerte. Dentro de estas peleas mueren las crías machos reproductores, mientras que a las hembras se las llevan transformándolas en salvajes.

Frente al planteo de si existe alguna solución frente a la problemática que genera esta especie, los productores aseguraron que no hay ningún programa de control poblacional, y aclararon que en algunas provincias,como La Pampa, la cacería está reglamentada.

Juan Pablo, por su parte, manifestó que en su caso se juntan varias cosas, en una primera instancia quiere correrlos de sus sembrados, por otro lado le gusta cazarlos y también comerlos, previamente habiendo realizado el análisis de triquinosis en conjunto con bromatología. "Cada productor puede intentar resolver la problemática de la manera que mejor le parezca, siempre y cuando esté dentro de lo permitido", finalizó.

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