EDITORIAL

Queremos vivir un Feliz Día del Trabajador, de verdad

Mal que les pese a los medios de comunicación masiva en manos del poder económico concentrado, el 1° de Mayo NO es el Día del Trabajo como lo anuncian, el 1° de mayo es el Día Internacional de los Trabajadores.

Por Jorge Pirotta | 01-05-2023 12:01hs

Es una fecha universal establecida en conmemoración de las luchas de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo por su dignidad y la de sus familias. No es un día de festejo, es un día para la reflexión y, muchas veces, para dar nuevo impulso a las luchas por la Justicia Social.

La Argentina extraña “los días más felices”. No obstante, generalmente en esta fecha les deseamos a nuestros amigos y nuestras amigas, a compañeros y compañeras: ¡Feliz Día del Trabajador!

Lo hacemos porque deseamos que, efectivamente, sea un día feliz, un día de satisfacción por tener un trabajo digno, por el orgullo de contar con un salario que nos permita darle a nuestra familia todo lo que necesita, por la tranquilidad de saber que nuestros derechos como trabajadores son respetados, por estar seguros de que no peligran nuestros puestos de trabajo. Entonces sí podríamos disfrutar de un día feliz y, como decía Evita, estar “seguros de la felicidad futura”.

Pero la realidad, que es la única verdad, nos cachetea con dureza y nos obliga a decir que, luego de 40 años de Democracia, estas simples cosas que queremos y merecemos las personas que trabajamos (y que somos la abrumadora mayoría de la sociedad) no las tenemos aseguradas.

Peor aún, vivimos en la incertidumbre.

Los grandes empresarios se la pasan exigiendo “certidumbre”, un país previsible para viabilizar las inversiones y, supuestamente, poder generar puestos de trabajo. Está bien, pero quiero decir dos cosas al respecto:

Primero, la mayoría de las inversiones que se vienen haciendo son especulativas, la enorme cantidad de dinero que entró al país endeudándonos con el F.M.I. por generaciones no generó un solo puesto de trabajo, sino pura especulación financiera.

Segundo, los trabajadores, insisto, la mayoría de la sociedad, también exigimos “certidumbre”, también necesitamos previsibilidad.

Y mucho ayudaría a construir un país que nos dé esa certeza que quienes nos roban divisas en el comercio exterior, es decir, las empresas multinacionales que lo controlan, no puedan seguir haciéndolo.

Ayudaría mucho que los fehacientemente comprobados más de 400 mil millones de dólares de “argentinos” depositados en el exterior regresen a nuestro país, aunque sea en parte, para invertirlos en empresas que les agreguen valor a nuestras producciones primarias.

También ayudaría mucho ponerle fin a la evasión y la elusión fiscal cotidiana, fundamentalmente la de las grandes empresas que, como lo explicó brillantemente el viernes pasado la vicepresidenta de la nación, con un juego perverso (y permitido por nuestras leyes) terminan pagando migajas del impuesto a las ganancias, mientras a un número importante de los trabajadores le descuentan implacablemente todos los meses ese impuesto, como si el salario fuera una “ganancia” …

Sin que el Estado cuente con recursos suficientes es imposible ejercer el gobierno para construir una sociedad más equitativa.

Necesitamos nuevas leyes y control efectivo para su cumplimiento: un nuevo sistema impositivo, un nuevo sistema nacional que controle el comercio exterior, una mayor presencia soberana en nuestro Mar Argentino; en definitiva, hacer como decía Perón “que la manguera deje de chorrear para afuera y empiece a chorrear para adentro”, ponerle fin a la constante expoliación de nuestras riquezas y el saqueo del fruto de nuestro trabajo.

En pocas palabras, queremos vivir un “Feliz Día del Trabajador”, de verdad, como nuestros abuelos pudieron disfrutar, cuando el 1° de mayo se vivía como una fiesta. La pregunta natural es: Si ya lo hicimos ¿por qué no lo podemos volver a hacer? Lo hizo el Peronismo. Alguno me va a decir, “lo hizo Perón, y Perón ya no está”. ¡Aj, qué burdo golpe bajo! Es cierto, como también es cierto que muchos de nuestros “pibes de Malvinas” tampoco están, pero nosotros los seguimos reivindicando y honrando, como seguimos reclamando nuestra soberanía en el Atlántico Sur. La Justicia Social también debe ser una causa nacional irrenunciable.

Este es un año de decisiones y de definiciones. ¿De qué lado nos ponemos? Y no hablo solo de un partido o de un sector político. Pregunto si nos ponemos del lado de nuestra nación, de nuestro pueblo, del futuro cierto para nuestros hijos y nietos, o nos ponemos del lado de los intereses transnacionales, del poder económico concentrado que no tiene patria ni bandera, del lado de la evasión, del trabajo “en negro”, de la inseguridad social.

Los ciudadanos y ciudadanas de la Argentina tenemos una enorme responsabilidad, definiendo en las próximas elecciones de qué lado nos ponemos. Los políticos tienen mucha más responsabilidad todavía, la de ofrecer “programas de gobierno” que efectivamente nos permitan construir un país vivible, disfrutable, para todos, sin privilegios insultantes, con Justicia Social.

Tengo una fe inquebrantable de que, finalmente, la verdad prevalezca y podamos hacer ese país en unidad nacional. Mientras tanto, poniendo la mirada y la esperanza en ese futuro que podemos construir, le deseo de todo corazón a quien está leyendo estas breves líneas el más ¡Feliz Día del Trabajador!


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