MEDIO AMBIENTE

Los animales de la Mesopotamia avanzan sobre las ciudades

Por Luis Chervo | 13-06-2020 10:30hs

Estos meses de pandemia sirven para varias cosas. A algunos les sirvió para replantearse su estado de ánimo, otros para plantearse temas existenciales, algunos otros para frenar con el stress, a otros para reencontrarse con sus hijos, o hijos para reencontrarse con sus padres, y así se podría seguir describiendo situaciones que nos están sucediendo a diario.

A nivel mundial vemos con agrado que el agujero de ozono en el Ártico disminuyó y algunos científicos dicen que ha sido por la disminución de la contaminación ambiental de estos últimos meses, debido a que la producción a base de químicos y derivados pasó a niveles muy inferiores a lo cotidiano.

Nuestra zona del Litoral, la bella Mesopotamia, que tiene tanto encanto, con su aguas, sus verdes, sus cielos azules, su amarillo sol del día y su naranja furioso de la tarde, que enmarcan su fauna tan bella como en retirada, también ha demostrado cómo el aislamiento social, preventivo y obligatorio ha impactado en ella.

Allí, los safaris fotográficos han venido de todo el mundo en busca de alguna imagen de un puma, un carpincho, o un tapir. También son muy apetecibles para los lentes de los curiosos turistas los pecarí, osos hormigueros, varias especies de monos, los flacos y lindos aguará guazú (lobo de crin). Además es posible encontrar a un oso melero o tamandúa, los tatú carreta, el yacaré overo, el gato montés, los ciervos de los pantanos, corzuelas pardas o las enormes águilas harpías. Han desaparecido ya los yaguares, con dolor lo decimos, pues es un animal único y digno de apreciar.

Por otro lado, las aves que con su ritmos de aleteos y sus cantos dan la sensación de paz y bendición divina, entre los que se destacan las bandurrias, espátulas rosadas, cigüeñas, chajás, chuñas, pájaro carpinteros, guacamayos, tucanes, gatos gris, macucos y las extraordinarias garzas blancas y moras.

El desequilibrio que generó la cuarentena, ha afectado también a ese mundo de paz mesopotámico, y muchos animales se han animado a avanzar sobre las ciudades, que están más silenciosas, con menor movimiento de autos y camiones.

En las últimas semanas nos enteramos de algunos casos, como ser, el lunes pasado en una casa del Barrio Sur de Pampa del Infierno apareció un ejemplar macho cachorro de oso hormiguero, de pocas semanas de vida. Si bien estaba en mal estado de salud fue salvado y trasladado al Complejo Ecológico de Presidencia Roque Sáenz Peña, un ejemplo a nivel nacional que ya tiene 41 años de existencia.

Paralelamente nació esta semana en el Parque Nacional Iberá,un oso hormiguero, segunda cría de una hembra de oso hormiguero de 4 años llamada Mercedita, lo informó la fundación Rewilding Argentina. Y dijeron que este nacimiento coincide con la época del año cuando comienza la temporada de nacimiento de esta especie.

Además, aparecieron dos aguará guazú en territorio santafesino, uno con poca suerte en el Barrio Alberdi de Rosario, el cual estaba muy lastimado y falleció mientras era trasladado, otro que apareció en la ciudad de San Cristóbal, en casa de un vecino, y fue rescatado por la policía.

Por otro lado apareció en oso melero en el mismo Departamento San Cristóbal, ambos animales silvestres están protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

Creo conveniente que los estados provinciales de la zona, hablo de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones , Formosa y Salta, deben imitar el trabajo realizado por la Provincia del Chaco en Presidencia Roque Sáenz Peña, es decir imitar ese Complejo Ecológico, para proteger y generar conciencia de la importancia de cuidar nuestra fauna silvestre.

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