La ONG #SinDesperdicio, cuyo objetivo principal es generar políticas e iniciativas que permitan evitar las pérdidas y los desperdicios de alimentos en todas las cadenas de producción en América Latina y el Caribe, organizó la Segunda Cumbre sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos.

También fueron parte de la organización el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

La intención del encuentro fue crear un espacio de diálogo e intercambio de experiencias entre el sector público y privado que permita acelerar la implementación de una agenda de reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA) en toda la región.

Según los datos de la ONG “en América Latina y el Caribe se pierde cada año el 12 % de todo lo producido, unas 220 millones de toneladas, sólo entre las etapas de producción, transporte y procesamiento. Otro 17 % se desperdicia entre la comercialización y el consumo”. Para revertir esta situación, la organización platea acciones desde cuatro perspectivas: innovación, política pública, conocimiento y comportamiento.

En representación del Estado argentino, elsecretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional, Marcelo Alós, resaltó que el país cuenta con “un Estado presente con políticas claras, coordinando un plan nacional y trabajando para la competitividad de nuestro sector agroalimentario”.

Tras recordar que se estima en un 30 % el desperdicio de los alimentos que se producen en el país, el secretario recordó que la Argentina tiene un plan de reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos desde 2015, el cual se lleva a cabo en colaboración con la FAO.

Finalmente, resaltó el rol de la Argentina “como proveedor de alimentos inocuos, de calidad reconocida en el mundo y con altísimo valor agregado”. Y consideró que para lograr los objetivos planteado por la ONG es necesario “producir más alimentos, ser más eficientes en la producción y conseguir sistemas agroalimentarios sostenibles como un principio de justicia social”.

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