Según informaron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ubicado en la localidad bonaerense de Castelar, los investigadores del Instituto de Biotecnología de esta institución, “desarrollaron un portfolio de enzimas activas sobre carbohidratos para su aplicación en la obtención de etanol de segunda generación”. Sobre el objetivo que persigue este adelanto aclararon: “Se apunta a mejorar el procedimiento biológico para la degradación de biomasa vegetal y obtener una mayor eficiencia en el rendimiento del bioetanol”.

Desarrollaron un portfolio de enzimas activas sobre carbohidratos para su aplicación en la obtención de etanol de segunda generación.

Básicamente, lo que se realiza es producir etanol a partir de la biomasa residual de los campos, la cual es muy abundante en Argentina, y entre las que se pueden mencionar la paja de caña de azúcar, trigo, cebada y también el marlo de maíz, entre otros. Eleonora Campos, una de las responsables de la investigación, informó: “Estudiamos cómo las bacterias y los hongos degradan los polisacáridos, es decir, las estructuras de resistencia que tienen las plantas”.

La generación de biocombustibles se encuentra en etapa de desarrollo en todo el mundo. La mayoría de las plantas de producción son experimentales y solo existen ejemplos muy puntuales de establecimientos con capacidad industrial. Recientemente en Brasil se inauguró una instalación que utiliza bagazo de azúcar con una importante cantidad de producción.

Recientemente en Brasil se inauguró una instalación que utiliza bagazo de azúcar con una importante cantidad de producción.

En el desarrollo de bioetanol de segunda generación el INTA no está solo. Integra el proyecto BABET-REAL5 que tiene “como objetivo desarrollar una solución alternativa para la producción de biocombustibles de segunda generación a partir de biomasa lignocelulósica de residuos agroindustriales que no compitan con la producción de alimentos, el uso del suelo y del agua”, explicó Campos quien trabaja junto a Jorge Hilbert y Daniel Grasso, referente en biocombustibles y especialista del Instituto de Suelos del INTA, respectivamente.

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Además del INTA, integran este consorcio de investigación once instituciones europeas y tres mas de latinoamérica. Este grupo espera que en el futuro esta tecnología sea competitiva y pueda aplicarse a nivel industrial