NUEVO GOBIERNO

El USDA y la política agraria de Biden

Tom Vilsack volverá a ocupar el cargo de Secretario del Departamento de Agricultura. Su designación tuvo el rechazo de sectores claves para el triunfo de Biden por ser un nombre vinculado a la llamada 'Gran Agricultura'. Aunque fue duramente cuestionado por Greenpeace, la agenda ambiental está en el centro de su discurso.

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 24-01-2021 10:00hs

El nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha designado a un viejo conocido al frente del Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés). Se trata de Tom Vilsack, quien ya ocupó el cargo durante los ocho años de Barack Obama, en los que el actual presidente se desempeñó como vice. Vilsack es un hombre con un fuerte vínculo con la industria agrícola, fue gobernador de Iowa entre 1999 y 2007, uno de los principales estados agrícolas del país, y durante los últimos cuatro años ha trabajado en el Consejo de Exportación de Lácteos, donde pisa fuerte la llamada Gran Agricultura, término utilizado en Estados Unidos en contraposición a los pequeños productores y la Agricultura Familiar. Su nominación tuvo el apoyo de las grandes entidades del sector, aunque despierta algunas dudas por posibles restricciones ambientalistas pero, en cambio, tuvo el rechazo de sectores claves en el triunfo electoral de Biden.

Desde Greenpeace expresaron que “al llamar a Tom Vilsack, un lobista de la Gran Agricultura, el presidente electo está eligiendo a un lobo para cuidar del gallinero”

La nominación del Vilsack generó el rechazo de sectores vinculados a la defensa de los derechos de las negros, defensores de pequeños productores y de los animales, así como de los ambientalistas. Su paso por el USDA durante la administración Obama dejó saldos negativos sobre todo en lo que respecta al tratamiento hacia los pequeños productores y los productores negros. Se trata de sectores que le dieron su apoyo a Joe Biden en las elecciones y cuya movilización, habida cuenta de que votar no es obligatorio, fue fundamental para el triunfo. El USDA es reconocido por ser una institución con un sesgo racista en su funcionamiento. La gestión de Vilsack reforzó, de acuerdo a sus críticos, ese historial racista de la institución. Se señala, por ejemplo, que los casos de discriminación alcanzaron el estatuto de limitaciones, y no necesitaron más resoluciones de conflicto a respecto. Asimismo, las hipotecas de los agricultores negros fueron seis veces más ejecutadas que las de los blancos. En cuanto a los animales, Vilsack es acusado de no haber mejorado las condiciones de los criaderos, a pesar de algunos anuncios en aquella época. Desde Greenpeace expresaron que “al llamar a Tom Vilsack, un lobista de la Gran Agricultura, el presidente electo está eligiendo a un lobo para cuidar del gallinero”.

La plataforma de gobierno de Joe Biden -presentada durante la campaña electoral- prometía trabajar en contra de la “histórica discriminación” del USDA hacia los agricultures negros. Además, proponía trabajar fuertemente para lograr una agricultura con cero emisión de gases de efecto invernadero. Se trata sin dudas de los puntos más delicados que deberá afrontar Vilsack, sobre todo el segundo, dados los conflictos de intereses que implica y pensando en el equilibrio al interior de la coalición política y social que le dio la victoria a Biden.

En una entrevista a Bloomberg en diciembre, Vilsack sostuvo que “dado el llamado a la unidad del vicepresidente [Biden] y la necesidad de que el país se una, no me sorprendería si hubiera un esfuerzo por convocar y unir a personas de los grupos agrícolas y los grupos ambientalistas”. Y agregó, “creo que hay una apertura de los grupos agrícolas para mantener esa conversación”. De ese modo, la nominación de Vilsack puede ser entendida desde su experiencia y conocimiento técnico, pero también por su buen tránsito político entre los productores, lo que podría facilitar el diálogo con el sector. Otra lectura posible de la designación de Vilsack es que con ello Biden se aproxima a un sector que ha estado volcado mayoritariamente en favor de Donald Trump. Una designación menos conservadora, que sea del agrado de los críticos con Vilsack, podría alejar a sectores poderosos del agrobusiness.

La gran apuesta de la nueva administración, además de los biocombustibles, es la de premiar la captura de carbono en el suelo, algo que además de reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera significaría una nueva fuente de ingresos para los agricultores.

El nuevo gobierno anunció que alentará la utilización de biocombustibles, lo que beneficiará a los productores de manera directa vía el aumento de la demanda. En cambio, posibles restricciones orientadas a la protección del medio ambiente, generan resquemores entre los productores. Durante la era Obama, los grandes agricultores se opusieron a la legislación contra el cambio climático impulsada por el gobierno. Hasta el momento, la gran apuesta de la nueva administración, además de los biocombustibles, es la de premiar la captura de carbono en el suelo, algo que además de reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera significaría una nueva fuente de ingresos para los agricultores de todos los niveles.

El medio ambiente y la lucha contra el cambio climático ocupan un lugar central en la nueva administración. Será así no solo en la política doméstica, sino también en la internacional. La posibilidad de que la cuestión ambiental, en especial con la deforestación de la Amazonia, sea utilizada también como una forma de boicotear la producción brasileña podría beneficiar a los productores norteamericanos de soja, maíz, carne bovina y de pollo. El comercio con China está en el centro de la discusión bilateral entre ambas potencias y la normalización de la relación comercial debe beneficiar al agro estadounidense por sobre el brasileño.

En relación a otro asunto vinculado con el agro, la nueva secretaria del Tesoro, Janet Yellen, confirmó que se le dará impulso a un ambicioso paquete de estímulo de 9 billones de dólares. Teniendo en cuenta el aumento del nivel de gasto público y las recientes emisiones de moneda, se espera que el dólar continúe perdiendo valor. Esto repercute directamente en el precio de las commodities, de las cuales aumenta el precio internacional de modo de compensar las pérdidas por devaluación. Así, los lineamientos económicos de la nueva administración continuarán estimulando la devaluación del dólar, lo que para los productores estadounidenses (a diferencia de los argentinos) es positivo.

 

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