Agronomía

Impronta ambiental de la agricultura argentina y sistemas más productivos y sustentables

Una investigación realizada por Esteban Jobbágy, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y de la Universidad Nacional de San Luis, muestra las características de nuestros sistemas agrícolas y la Argentina como “granero del mundo”.

Por Marisa Massaccesi | 20-12-2020 12:40hs

Esteban Jobbágy, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y de la Universidad Nacional de San Luis, compartió su visión acerca del impacto de la expansión sobre la naturaleza y señaló aspectos importantes para generar sistemas más productivos y sustentables.

“Nuestros sistemas agrícolas tienen características propias lo que es fundamental comprender si los queremos mejorar”, afirmó Jobbágy, quien realizó un informe detallado sobre sintetizar las marcas que los sistemas agrícolas del mundo que dejan en el ambiente, en particular los de producción de granos. Se mostró sorprendido al ver que, en la Argentina, sistemas de cultivo similares a los de otros países productores de granos, como EE.UU., Europa, India y China, entre otros, impactan en la naturaleza de formas muy distintas.

 

El granero proteico del mundo

Esteban Jobbágy, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA e investigador del CONICET, en su completísima investigación asegura que Argentina se transformó en “granero proteico del mundo”, produciendo la soja que hace posible el creciente consumo global de aves y cerdos.

El investigador sostiene que se llegó a esta instancia porque, por un lado, en las últimas tres décadas se triplicó el área agrícola; y por el otro, los rendimientos por hectárea también crecieron en casi un 60%, lo que totaliza cerca de 5 veces más producción. "En el mundo hay poquísimos ejemplos de un aumento de tal magnitud. Desde lo ambiental, la expansión del área cultivada desplazando bosques y otros ecosistemas es el tema más discutido, pero representa sólo una parte de los impactos en el ambiente", manifestó Jobbágy.

Siguiendo con su análisis exhaustivo, el docente cita el denominador común que tienen estos “graneros del mundo”: tienen dos formas de hacer agricultura según la cantidad de insumos y la estrategia productiva que se persigue.

Los países mencionados por Jobbágy apoyan el riego y la fertilización de alta intensidad, incluso bajando el precio de la electricidad para el agro, como hace la India, buscando maximizar la producción total. “A esta forma la llamo opulenta, y aclaro que no tiene nada que ver con la forma de vida de sus sociedades”, dijo Jobbágy, y añadió: “A la forma de producir en la Argentina me gusta llamarla mezquina por el mínimo nivel de insumos que usamos, que busca reducir los costos y riesgos de la producción antes que maximizarla. También debo aclarar que no me refiero a la forma de ser de los productores, sino al sistema de producción”.

Detalla que una de las formas que tiene nuestro sistema para achicar costos, es fertilizar muy poco utilizando una leguminosa como la soja, puesto que fija nitrógeno de la atmósfera. Otro punto es no regar y tratar de vivir de la lluvia y de la fertilidad del suelo mientras esto sea posible.

 

Si se produce distinto, ¿cómo impacta en el ambiente?

De acuerdo a esta investigación, Jobbágy señaló que la baja fertilización de la Argentina tiene una contracara para el ambiente. “Aunque la soja, nuestro cultivo principal, no necesita que apliquemos nitrógeno porque lo captura del aire, sí requiere fósforo del suelo. Nosotros tenemos la pérdida más grande del mundo en cuanto a fósforo del suelo. De esta manera, los suelos disminuyen su capacidad productiva campaña tras campaña”.  Aclaró que nuestro sistema todavía lo permite, "pero la fertilidad se está reduciendo a una velocidad preocupante".

Sostiene que Argentina tiene un sistema agrícola que apuesta a un uso conservador del agua de lluvia, buscando una mayor seguridad ante sequías. Esta situación conlleva a que nuestros sistemas generen excedentes muy grandes y esta es una de las razones por las que las llanuras de nuestro país se inundan cada vez más.

 

Uso de Herbicidas

El investigador afirma que “el uso conservador del agua se apoya en el alto uso de herbicidas”. Cuando se realiza agricultura bajo siembra directa, especialmente cuando se apuesta a un solo cultivo al año, "hay que aplicar herbicidas repetidamente para que las malezas no le roben el agua a ese cultivo".

En tal sentido y de acuerdo a los datos e informes realizados por Jobbágy, Argentina se fue convirtiendo en una especie de "campeona mundial de la aplicación de estos agroquímicos". Aduce que, ningún otro granero del mundo usa tanto como nosotros, ya sea por tonelada producida o por hectárea, ni siquiera EEUU que emplea entre 3 y 4 veces menos.  “Es probable que este sea el punto más sensible para la sociedad”, afirmó.

No podemos dejar de mencionar que, según el autor de esta investigación, cada vez más personas ven con preocupación el uso de agroquímicos y descreen de la renta generada por la agricultura como el bienestar del pueblo. Si bien la población argentina se concentra mayormente en las ciudades, el porcentaje vinculado al quehacer agropecuario disminuyó notablemente porque la agricultura está cada vez más automatizada y concentrada en menos productores.

“Los agentes que trabajan de forma directa en la producción agrícola decrecen año a año, y una consecuencia de esto es que la fuerza del vínculo de la sociedad argentina con el sector va perdiendo el vigor de antaño”, afirmo Jobbágy.

 

La grieta nunca será colaborativa

La historia argentina ha demostrado a lo largo de 150 años como la agricultura ha perdido visibilidad y los números lo demuestran, ya que, en ese entonces, la agricultura representaba el 90% del PBI global. Hoy es apenas el 3%. La producción agrícola se volvió invisible en la economía y en la cultura.

"Los pueblos de la gran llanura pampeana eran de agricultores, pero dejaron de serlo, perdieron el vínculo con la actividad y hoy ven en la agricultura más una amenaza que un modo de vida. Estos son aspectos técnicos, económicos y, sobre todo, políticos", afirmó el especialista.

En el marco de la investigación, el docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA e investigador del CONICET, sostiene que los agrónomos y aquellos que trabajan en los sistemas agrícolas tienen una inmensa tarea: “tender puentes y lazos, y que la gente se interiorice más de cómo funcionan los sistemas agrícolas, de los problemas ambientales que generan y de las formas de amortiguarlos”.

Con respecto a los impactos globales de la agricultura, Jobbágy hizo referencia a que, si bien es importante saber lo que ocurre en el mundo, hay que centrarse en los sistemas agrícolas de la Argentina, puesto que tienen una característica propia y una razón de ser muy particular.

A modo de cierre, el investigador expresó: "Ojalá que podamos pedirle a la agricultura que produzca un poco más y que, a la vez, sea mucho mejor con el ambiente. Para eso tenemos que conocerla mejor, aquí, en casa".

 

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