ANÁLISIS INTERNACIONAL

La conquista del viejo continente: Europa en medio de la disputa entre China y EE.UU.

Los capitales chinos han ampliado su presencia en Europa al tiempo que crece el comercio entre ambas regiones. El viejo continente sobresale como uno de los principales escenarios en los que se China y Estados Unidos traban su disputa por la hegemonía global.

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 20-12-2020 10:00hs

Hace dos semanas se conoció la noticia de que China se convirtió en el primer socio comercial de la Unión Europea, superando a Estados Unidos, durante el tercer trimestre del año. Esto sucedió en medio de un año atípico por la pandemia de coronavirus y la disminución de la actividad en el país presidido por Donald Trump y la rápida recuperación china. No obstante, existe una tendencia creciente de China en la economía europea por medio del comercio y las inversiones. De acuerdo al informe UE-China, de marzo de 2019, la potencia en ascenso es al mismo tiempo que un socio estratégico en diferentes ámbitos, un “rival sistémico”, con diferencias en la aplicación del Derecho Internacional y la promoción de “modelos alternativos de gobernanza”. Por otro lado, la expansión de China y su crecimiento como potencia global amenaza a la hegemonía norteamericana, al menos en el plano económico. Tal disputa hegemónica tiene uno de sus escenarios principales en Europa. Mientras China procura ampliar su influencia económica, allí se encuentran los principales aliados de Estados Unidos, las potencias dentro de la Unión Europea y de la OTAN, alianzas cimentadas sobre el binomio democracia liberal + libre mercado.

En el año 2013, el gobierno chino anunció el proyecto conocido como Nueva Ruta de la Seda, el objetivo inicial era fortalecer los vínculos comerciales con Europa y Asia, aunque posteriormente tomó una dimensión que se extiende a todos los continentes. Las inversiones chinas en Europa se han incrementado incluso con anterioridad al proyecto. de acuerdo al informe de la Comisión Europea de marzo de 2019, el 9,5% de las empresas que no son de la UE tenían su sede en China, Hong Kong o Macao, contra el 2,5% en 2007. Y a pesar de que continúa siendo poco en comparación con el 29% sediado en Estados Unidos y Canadá, se trata de un crecimiento significativo.

Mientras en el plano económico China se expande por Europa exitosamente, en el diplomático ha incrementado su influencia en Europa Central y Oriental por medio del grupo 17+1.

Mientras en el plano económico China se expande por Europa exitosamente, en el diplomático ha incrementado su influencia en Europa Central y Oriental por medio del grupo 17+1. La Unión Europea, en cambio, mira a China con recelo y pone el acento en la diferencia de valores, centralmente por la ausencia de democracia y colocando a la cuestión de los Derechos Humanos en la agenda. Además de la desconfianza a nivel gubernamental, existe entre los ciudadanos europeos un alto nivel de desconfianza, como mostró una encuesta del instituto Pew Research en octubre de este año. La imagen negativa de China, así como la desconfianza en su líder, Xi Jinping, en el manejo de los asuntos internacionales ha crecido en en los últimos años, y en especial en el último, con la pandemia de Covid-19.

La disputa hegemónica entre Estados Unidos y China puede ser uno de los motivos de inestabilidad internacional en los años venideros, de hecho la Guerra Comercial iniciada por Trump en 2018 es parte de ello. Al analizar la situación de China, Ruvislei González Saez, de CLACSO, afirma que la posición estadounidense es el principal desafío en política externa china y que “al concebir a China como la principal amenaza a su hegemonía global, no habrá descanso para impedir los avances de las estrategias de Beijing, principalmente su magno proyecto de la Franja y la Ruta” (conocido como la Nueva Ruta de la Seda). Entre otros frentes abiertos, Europa aparece como uno de los terrenos más relevantes política y económicamente. Partiendo de ese punto, la aproximación política y los intentos de desestimular la expansión económica y tecnológica china estarán en el menú de la administración Biden.

En octubre de este año se conoció un informe elaborado por la mayoría republicana en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que sostiene que la alianza entre Estados Unidos y Europa es necesaria para contener el avance de China. “Ninguno de los lados del Atlántico puede responder a los desafíos que China plantea por sí solo”, al tiempo que recomienda quitarle el estatus de “país en desarrollo” en la Organización Mundial de Comercio, estatus del que China se estaría aprovechando. Curiosamente, a pesar de ser un informe del partido de Trump, los lineamientos basados en el multilateralismo se asemejan más a los del próximo presidente, Joe Biden.

La disputa tecnológica tal vez sea la arista más compleja en la pulseada entre los dos países, y de enormes consecuencias para el resto del mundo.

La disputa tecnológica es otro de los tableros donde se juega la partida entre estadounidenses y chinos. Este año Gran Bretaña anunció el veto a la tecnología 5G de Huawei. La empresa privada china es acusada de estar vinculada a los servicios de inteligencia y realizar espionaje por medio de sus dispositivos. Del otro lado, las revelaciones de Edward Snowden pusieron al descubierto la vigilancia desplegada por Estados Unidos alrededor del mundo. Pablo Stancanelli, plantea en un artículo publicado en Le Monde Diplomatique Cono Sur, que el problema estadounidense podría ser que la tecnología de origen chino, completamente ajena al desarrollo norteamericano, podría imposibilitar precisamente el espionaje por parte de ellos. La disputa tecnológica tal vez sea la arista más compleja en la pulseada entre los dos países, y de enormes consecuencias para el resto del mundo.

Al respecto, es interesante ver a través de la disputa tecnológica cómo algunos países de Europa intentan practicar el equilibrio entre las dos potencias. La posición de Alemania sobre la tecnología 5G, en favor de la diversidad de proveedores y poniendo en el control sobre los propios datos, es seguida por Francia. Ambas potencias europeas han propuesto la creación de la nube europea, Gaia-X, lo cual les permitiría transitar el equilibrio en medio de la disputa tecnológica reafirmando la identidad de la Unión Europea.

Paradojas de la historia: el viejo continente de las grandes potencias colonizadoras se encuentra en medio de la disputa hegemónica del siglo XXI.

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