INVESTIGACIÓN

Los castores son una plaga que afecta la biodiversidad

En la actualidad, se estima que hay más de 100.000 castores dispersos en la Patagonia. En el bosque fueguino hay inundados 40 kilómetros cuadrados a causa de esta plaga.

Por Marisa Massaccesi | 31-10-2020 11:05hs

Investigadores del INTA y del Conicet, junto con universidades y organismos nacionales e internacionales, realizaron un estudio en el cual se evalúan diferentes técnicas de trampeo para la erradicación de castores, que constituyen una plaga que impacta en la actividad productiva en la Patagonia.

En 1946, militares argentinos trajeron desde Norteamérica 10 parejas de esta especie exótica (castor canadensis) a Tierra del Fuego con el objetivo de crear una industria peletera en la zona. Este negocio no tuvo el éxito esperado y los castores quedaron libres y cruzaron al lado chileno del archipiélago sin que nadie sospechara el impacto que podían generar.  Durante 30 años estuvo vedada la caza de castor en la isla para proteger a la población recién formada y, posteriormente, hubo muy poco interés en desarrollar esta actividad

Pablo Jusim, del Centro Austral de Investigaciones Científicas – CONICET expresó que “los castores, en esta nueva tierra no contaban con ningún enemigo natural (ni depredadores, ni competidores), incrementaron notablemente su población y se expandieron más allá del ambiente donde fueron liberados”. Por aquellos tiempos, cruzaron al lado chileno del archipiélago sin que nadie sospechara el impacto que podían generar por su voraz apetito por la madera y su habilidad para construir diques. Y agregó: “Se expandieron no sólo en el área boscosa de la isla, tanto en el lado argentino como en el chileno, sino que también ocuparon la estepa, donde se asientan los campos ganaderos”.

En la actualidad, se estima que hay más de 100.000 castores dispersos en la Patagonia. De acuerdo a lo expresado por Jusim, “las poblaciones de esta plaga se han expandido hacia la zona norte de la provincia de Neuquén”.

Estos roedores habitan en madrigueras construidas “por ellos mismos” en estanques, al hacer diques en los ríos. Son herbívoros que se alimentan de la corteza de los árboles. La especie puede vivir entre 10 a 12 años, por tanto, tiene una larga vida para reproducirse, en camadas de entre cuatro a seis crías por año.

La inundación mata los bosques nativos y los pocos árboles que logran quedar en pie son cortados por el castor para fortificar su dique. Los centenarios bosques de lenga y coihue son los más afectados.

Del estudio se desprende que, solamente en el bosque fueguino hay inundados 40 kilómetros cuadrados a causa de esta plaga.

En ese sentido, Andrea Goijman, investigadora del Instituto de Recursos Biológicos del INTA, indicó que “estos son los impactos más visibles en la modificación del paisaje, producto de la actividad del castor, pero también se suman la contaminación de los ríos que abastecen las ciudades, la inundación de campos de pastoreo y el beneficio que traen a otras especies exóticas invasoras como los visones”.

En el año 2007, especialistas internacionales, compartieron sus saberes en un gran informe, acerca de cómo erradicar al castor de la Patagonia. El estudio, recomendó realizar pruebas piloto para llevar a cabo dos objetivos: por un lado, capacitar tanto a tramperos como a gestores, y por otro, resolver cuestiones técnicas antes de la erradicación definitiva.

En ese contexto, la revista Biological Visions aborda el análisis de una prueba piloto de erradicación de castores y determina qué variables están asociadas al éxito de captura de castores en una pequeña zona del bosque fueguino. Se llevó a cabo en la reserva provincial Corazón de la Isla, en el centro de la provincia de Tierra del Fuego, durante abril y mayo de 2014. Allí trabajaron tres parejas de tramperos, utilizando trampas de golpe y lazos.

Los resultados del trampeo arrojaron que un total de 115 individuos fueron capturados mediante 590 noches-trampa con trampas de golpe y 265 noches-trampa con lazos, con una eficiencia general del 13,5 %.

Del trabajo participaron, además del INTA y CONICET, investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, el Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales de Universidad Nacional de Tierra del Fuego, la Dirección General de Áreas Protegidas y Biodiversidad de Ushuaia, Tierra del Fuego, y la Wildlife Conservation Society.

Adrián Schiavini, director principal del proyecto expresó que “si bien este valor de eficiencia parece bajo, y es de hecho más bajo que el obtenido en otros trabajos, hay que considerar que es más difícil capturar al último individuo en una colonia, lo que lleva a tener varias trampas colocadas el tiempo que sea necesario hasta lograr capturar a ese último individuo”.

A lo largo del informe, se supo que el uso de estas trampas conocidas como “de golpe” fueron más eficaces que los lazos, por lo que en general son más recomendables. De todas maneras, los lazos son más livianos y se los puede transportar en mayor cantidad hacia áreas alejadas.

La colocación en toboganes en la salida de la madriguera aumenta la eficiencia de captura.

Otras recomendaciones

-Uso de tecnología digital (tabletas)

-Utilizar GPS para indicar la ubicación de las operaciones tipo de trampa utilizada de acuerdo con los sitios específicos de la colonia.

-Probar estrategias alternativas de captura para reducir un posible aprendizaje de los animales.

-Erradicación en lugar del número de capturas y asegurar la sostenibilidad política del programa más amplio

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