Olivicultura en Mendoza

Mendoza busca la certificación Denominación de Origen para sus aceites de oliva

La provincia busca obtener este sello con el aval de estudios impulsados por el Instituto de Desarrollo Rural.

Por Gabriela Simonotti | 15-06-2021 09:00hs

El sector olivícola mendocino busca que su producción de aceite de oliva virgen extra (AOVE) reciba la calificación de “denominación de origen” (DO), a partir de un estudio fomentado por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), organismo que depende del Ministerio de Economía y Energía de Mendoza.

Las Denominaciones de Origen (DO) e Indicaciones Geográficas (IG) constituyen herramientas que permiten diferenciar y hacer distinguible la calidad de un producto vinculado con su origen geográfico. El marco legal nacional de las mismas es la ley 25.380 (del año 2000) modificada por la ley 25.966 (del año 2004): “Régimen legal para las Indicaciones Geográficas y Denominaciones de origen de Productos Agrícolas y Alimentarios” y Decreto Reglamentario 556/2009.

Denominación de Origen (DO): Es el nombre de una región, provincia, departamento, distrito, localidad o de un área del territorio nacional debidamente registrado que sirve para designar un producto originario de ellos y cuyas cualidades o características se deben exclusiva o esencialmente al medio geográfico, comprendidos los factores naturales (clima, suelo, agua, flora y fauna nativas) y los factores humanos (conocimientos o prácticas típicas o locales).

El IDR promueve el arraigo a la tierra mejorando la calidad de vida de la familia rural, a partir de la generación de información y la ejecución de programas y proyectos que conduzcan al desarrollo sustentable del territorio. Su visión es la de ser un instituto de excelencia técnica al servicio del productor, de referencia en el desarrollo rural, por brindar información agroalimentaria actualizada y la mayor calidad en los servicios de asesoramiento, capacitación y búsqueda de financiamiento para emprender proyectos productivos sustentables.

El trámite se gestiona ante el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, y está basado en los resultados de dos investigaciones impulsadas por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR). Una de ellas es “Percepción diferencial de aceites de oliva virgen extra de Mendoza”, elaborado por los especialistas Alfredo Baroni, Gabriel Guardia, Andrea Antonietti y Cecilia Fernández. A la que se que suma el trabajo titulado “Construcción de perfiles sensoriales para aceites de oliva viren extra de La Rioja y Mendoza”, que también fue realizada por Alfredo Baroni y Gabriel Guardia. Esta investigación analizó la metodología del Consejo Oleícola Internacional (COI) para diferenciar los aceites de oliva de dos regiones geográficas de gran importancia en la producción de AOVE argentinas, como La Rioja y Mendoza.

De esta forma, Mendoza podría convertirse en la primera DO de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de la Argentina, un pedido que la provincia viene promoviendo desde hace tres años.

Beneficios de la Denominación de Origen

La Secretaría de Agroindustria es el organismo específico que otorga los sellos de DO. Según la ley argentina, este sello implica que las características particulares de un producto son inseparables del lugar en el que se produce. Esta certificación empuja el precio hacia arriba, le da beneficios a la hora de exportar y lo protege de posibles falsificaciones.

Respecto a las denominaciones de origen, Pablo Morón, director de Agroalimentos, de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura nacional, explicó que: “Los productos con DO son productos que cotizan más alto ya que es un sello que reconoce una reputación y proyecta una imagen mental distinta, que la mayoría de los consumidores valora y por la que están dispuestos a pagar otro precio”.

Y agregó que los beneficios económicos que reportan estas certificaciones vienen asociados también a la exportación, ya que cualquier producto con un sello otorgado por el Estado tiene un reintegro del 0,5% en impuestos y a la reducción de costos de producción. “Para llegar a tener un sello los productores debieron haber ordenado antes su producción, en base a un protocolo de calidad, lo que implica reducir los costos de no-calidad: tienen menos gap, menos desperdicio, menos necesidad de reutilización", detalló.

También advirtió que al ser productos muy propensos a la usurpación, la ley argentina tiene herramientas para desactivar esas maniobras, que implican el retiro de la mercadería falsificada y la aplicación de multas económicas.

 

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