ESPECIAL PARA EL INVIERNO

Por amor a la polenta

La polenta, depreciada y estigmatizada por unos, amada por otros, tan simple y deliciosa, se puede preparar de muchas maneras y con diversos ingredientes para exaltar su sabor. Pero en esta receta te contamos cómo hacer una polenta libre de grumos y en su punto exacto.

Por Redacción El Agrario | 22-05-2022 09:00hs

Mientras algunos la utilizan para connotar un  nivel económico bajo en oposición a la riqueza material, estigmatizando y ejerciendo discriminación social clasista, para otros, la polenta es uno de los platos tradicionales argentinos más disfrutados.

Rankea alto junto con el locro, el guiso de buceca, el guiso de lentejas y el pastel de papá y carne, entre otros, en especial, platos fuertes del invierno.

La polenta, tan simple y deliciosa, se puede preparar de muchas maneras y con diversos ingredientes para exaltar su sabor. Pero en esta receta te contamos cómo hacer una polenta libre de grumos y en su punto exacto.

En primer lugar, no seguir las indicaciones de los paquetes de polenta rápida, si las seguis vas a notar que es más complicado evitar los tan odiados "grumos", que son ni más ni menos que pequeños cúmulos de polenta sin cocinar.

La proporción exacta es de 3 a 1. Es decir, 3 partes de agua, caldo o leche por 1 parte de polenta. En cuanto a porciones, un plato de polenta cocida equivale a media taza (para su preparación requerirá 1 taza y media de liquido).

Colocamos el agua junto a un caldito de verdura concentrado o un sobre de caldito sin sal agregada, también si tenes caldos naturales guardados de otras comidas. A fuego mínimo, revolvé constantemente hasta que el agua este un poco caliente (empiece a salir humito, es decir, evaporación) y el caldo este disuelto en ella. Ahí, empezás a agregar la polenta en muy poca cantidad y en forma de lluvia. La cantidad mínima, así te parezca exagerado, pero esa es la clave para que no se formen grumos.

Para cuando termines de agregar la polenta, seguramente empiece a hervir la preparación. Revolvé siempre, constantemente, hasta que llegue a la consistencia exacta: ni muy fluida ni muy sólida. La consistencia exacta es cuando, con la cuchara, tocando el fondo, vas de lado a lado de la olla y por un instante se divide la preparación. Ahora si, ya está lista.

Hay muchas otras maneras de prepararla, otra versión es con leche en lugar de agua. Además podes servir con diversidad enorme de salsas o simplemente con un poco de aceite de maíz.

A mi me gusta con una buena salsa de tomate con albóndigas de carne. Pero esa receta te la cuento otro día.

Además, abajo, en el plato, antes de servir la polenta, podes poner pedacitos de queso fresco. Queda super rico, son como tesoros escondidos que vas encontrando a medida que disfrutás la sabrosa polenta. Arriba la salsa con albóndigas y queso rayado, el tipo que más te guste.

¡Espero que lo disfrutes!

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