No son barbijos médicos

Se fabrican tapabocas en los talleres del Teatro Cervantes de Buenos Aires

Toda la producción se repartirá gratis en barrios vulnerables de la provincia de Buenos Aires.

Por Marisa Massaccesi | 23-04-2020 02:45hs

En este escenario común por la pandemia causada por la COVID-19 y  cuya obra no desearíamos ver, los talleres de vestuario del único teatro nacional de Argentina, como es el Cervantes se vuelcan a la fabricación de insumos contra la pandemia.

Hasta hace poco, los talleres del teatro tenían su propia escenografía. Telas de diferentes texturas, moldes, alfileres, puntillas y tijeras encontraban su lugar con un orden implementado.

En la actualidad, los empleados han adaptado su rutina de piezas únicas de suntuosos vestuarios a medida para ponerse a fabricar mascarillas a granel.

Del taller salen hasta mil tapabocas por día, que luego la provincia de Buenos Aires repartirá en barrios de bajos recursos.  El teatro se ha adaptado a la emergencia del coronavirus y hoy saca provecho de su capacidad ociosa.

Toda la producción se repartirá gratis en barrios vulnerables de la provincia de Buenos Aires.

El jefe de vestuario se llama Néstor Segovia, tiene 60 años y hace 12 que trabaja en el Cervantes: “Nosotros no tenemos el oficio de la producción industrial, así que hemos tenido que adaptarnos. Una vez que le agarrás la mano, el proceso ya es automático”.  Con su equipo de 10 personas trabajan a destajo con máquinas de coser, planchas y una cortadora que tuvieron que pedir prestada a un vestuarista cubano llamado Ángel García. Para un traje de escenario pueden demorar 30 días, pero ahora la idea es lograr rapidez y efectividad.

Las telas se pliegan y se montan y luego la máquina las cortará en tiras.  Después se marcan las tablas que dan a los moldes la forma del tapabocas, se cose el bolsillo donde se colocará el papel de protección y se pasa por la mesa de planchado. El teatro recibió el modelo de tapabocas desde el Ministerio de Salud y algunas empresas donaron las telas.

Tanto los asistentes de actores, como la coordinadora de suministros del teatro se sumaron a esta noble tarea y se pusieron a planchar. Cuando pidieron voluntarios para realizar los barbijos se anotaron enseguida y sumaron valor a su trabajo de siempre, saliendo de sus casas para ir al teatro y unirse al proceso. Toda esta movida la realizan en un ambiente de taller de artesanos aunque la producción se haga en serie.

“No se trata de barbijos quirúrgicos sino de protectores de uso diario, lavables y reutilizables que cumplen la función de protección de la zona nariz y boca para transitar por la calle o desplazarse de un lado a otro”, indicaron a través de un comunicado.

No faltan las grandes mesas de corte y los maniquíes que  como espectadores mudos no dejan de poner en contexto que el trabajo en esta época de crisis es llegar con una gran obra;  no Como Cyrano, sino a todos los protagonistas que son las miles de personas que deben tomar recaudos para prevenir contagio del coronavirus.

Además del Cervantes, los vestuaristas del Teatro Colón también cosen barbijos, al igual que los empleados del Complejo Teatral Buenos Aires y de la Fábrica de Banderas de la ciudad de Buenos Aires

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