Esencialmente la idea es transferir los conocimientos técnicos y contribuir con herramientas tecnológicas a las poblaciones rurales más vulnerables, para que puedan desarrollar la actividad en sus regiones, y tener un desenvolvimiento productivo y económico propio y mejorar así su calidad de vida.

En ese sentido la Ing. Patricia Marino, Coordinadora técnica de Proyecto Seda, expresa: que su misión es “contribuir positivamente en el fortalecimiento de la cadena de valor de la seda, como una cadena productiva con capacidad de generar más empleos de calidad”.

La sericultura es un emprendimiento agropecuario muy económico, ya que requiere escasa inversión inicial, no requiere mano de obra calificada, ni mucho personal, si requiere óptima y específica capacitación, además es amable con el medio ambiente y la salud, pues no utiliza agroquímicos ni pesticidas, ya que el gusano de seda es muy sensible a ellos. Por otro lado, todos los subproductos de la actividad pueden comercializarse, pueden venderse los capullos, el hilo de seda o bien productos textiles ya confeccionados.

Las actividades que impulsa el proyecto están dirigidas a la transferencia de conocimientos y la capacitación tanto técnica como organizativa, abarcando los aspectos científicos, tecnológicos y productivos, desde la cría de gusanos de seda, en particular el gusano Bombyx Mori especie por excelencia para el desarrollo de la sericultura, el cultivo de moreras, planta de cuyas hojas verdes se alimenta exclusivamente el gusano, y los procesos siguientes de cuidados hasta la formación de los capullos, y luego el secado de las crisálidas, el corte y devanado del filamento de seda.

El principal producto que se obtiene del capullo del gusano, es un filamento continúo de fibra textil seda, considerada la fibra natural más noble en cuanto a su alta resistencia, brillo, suavidad y textura, con gran capacidad de absorción del agua y colorantes, haciendo que los productos que con ella se confeccionan sean productos premiun.

Además la iniciativa alienta las prácticas sustentables con el medio ambiente y el agregado de valor local. En este sentido se fomenta la producción y el consumo responsable, incorporando tintes naturales, reciclando y aprovechando todos los recursos.

Por último, la invaluable conformación de redes de cooperación entre las entidades que aportan sus experiencias y capacidad, herramientas y conocimiento, haciendo participar a gobiernos, científicos, técnicos y académicos con el objeto de beneficiar para su sustento y desarrollo a productores familiares, campesinos, artesanos, organizaciones sociales, emprendimientos sociales, instituciones educativas de zonas marginales, emprendedores en zonas agrarias y periurbanas.