Por los bajos precios de la uva, un productor mendocino de la localidad de Junín, concluyó que no valía la pena levantar la cosecha y tomó la decisión de liberar a los terneros para que se hagan un festín entre las vides.

Acobardado por los valores fijados en el acuerdo entre viñeteros, bodegueros y las autoridades provinciales, el también reconocido contador de la región tomó la drástica decisión de abandonar los frutos en el viñedo de 23 hectáreas y aprovecharlos para darle de comer al ganado.

Como señal de protesta, afirmó: “No tengo ganas de renegar con los precios, los pagos, los cosechadores, ni nada… Si al final voy a salir hecho”, y metió los terneros a la viña.

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