OPINIÓN

Trigo: la grieta inesperada

Por Gerardo Gallo Candolo | 16-10-2020 05:02hs

 

En estos días, surgió una grieta inesperada entre actores del sector agropecuario: el conflicto por la aprobación, en Argentina, de un nuevo transgénico, el trigo HB4 resistente a stress hídrico y salinidad. Dicha aprobación, tal cual lo explica la resolución 41/2020 publicada en el Boletín Oficial el 7 de octubre, está condicionada a la aprobación previa de los importadores de Brasil, nuestro principal cliente. Nos parece importante en este contexto hacer una breve descripción de la situación planteada.

Para que un nuevo cultivo genéticamente modificado (evento) sea utilizado por los chacareros y comercializado, debe ser aprobado en Argentina por el ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, basándose en informes técnicos elaborados por sus funcionarios y Comisiones Asesoras.

La Argentina es reconocida mundialmente en este ámbito, no solo por la calidad de sus técnicos y científicos, sino también por la sensatez en la aprobación de nuevos eventos, teniendo regulaciones de las más estrictas del mundo.

Resumiendo, se evalúan tres cuestiones: que el nuevo cultivo transgénico y sus productos sean seguros para el consumo, tanto humano como animal, que sea seguro para el ambiente, y que no tenga un potencial impacto negativo en las exportaciones. Estas evaluaciones llevan años en pruebas y análisis de la posible implicancia de su liberación.

Este es un descubrimiento de la ciencia argentina digna de mencionar: un gen del girasol que ya se utiliza en sojas a nivel mundial para sumar resistencia a sequías y salinidad.

En el caso del trigo HB4, tolerante a stress hídrico de la empresa INDEAR, del Grupo Bioceres, los dos primeros pasos los cumplió satisfactoriamente y con holgura, demostrando ser una herramienta que permitiría a los productores producir más y, a la vez, contribuir al secuestro de carbono mejorando las prácticas de cultivo convencionales, con un impacto positivo para el medio ambiente, tal cual lo explica la misma empresa, combinándolo con la Siembra Directa.

Este es un descubrimiento de la ciencia argentina digna de mencionar: un gen del girasol que ya se utiliza en sojas a nivel mundial para sumar resistencia a sequías y salinidad.

La grieta comienza con la tercera evaluación, ya que, desde hace tiempo, un informe crítico de la Dirección de Mercados Agrícolas en el gobierno anterior advirtió sobre el posible impacto negativo en las exportaciones argentinas de trigo en caso de aprobarse. La actual Dirección no está haciendo declaraciones en ese sentido.

La empresa asegura contar con un “alto nivel de trazabilidad a través de tecnologías agrícolas digitales de vanguardia y una sólida administración” de las 7.000 hectáreas sembradas con esta tecnología. De mezclarse unos pocos granos en una bodega sería motivo de rechazo (con todos los costos que eso implica), y lo mismo ocurriría en caso de harinas, lo que explica la preocupación de molinos y exportadores por esta aprobación. La Argentina quedaría fuera de mercado.

En 2004 se aprobó en Canadá y EEUU el primer trigo transgénico del mundo, en ese caso fue un trigo resistente a Glifosato, pero la desaprobación comercial hizo que se retirara del mercado.

Un dato curioso del informe de Bioceres a sus accionistas (Bioceres también cotiza en la Bolsa de Nueva York) fechado un día después de la aprobación condicional del evento, menciona a Brasil como comprador del 85% de nuestra exportación, cuando en realidad durante el 2019 adquirió el 47% y el resto se distribuyó en más de 50 mercados.

Una semana después de la aprobación, la discusión parece estar cerrada con el contundente informe de ABITRIGO, la Asociación que nuclea a los molinos brasileros que indica, encuesta mediante, que el 90% de sus socios estarían dispuestos a interrumpir sus compras de Argentina protegiendo la decisión de sus consumidores.

Un dato no menor es que en 2004 se aprobó en Canadá y EEUU el primer trigo transgénico del mundo, en ese caso fue un trigo resistente a Glifosato, pero la desaprobación comercial hizo que se retirara del mercado.

Las preguntas que quedan flotando después de este breve análisis serían: ¿qué motivó a sembrar 7.000 hectáreas tres meses antes de la aprobación del evento? En caso de dar marcha atrás con la aprobación (tal cual está contemplado en el artículo 4 de la misma resolución 41), ¿quién se hace responsable en caso de que aparezca un grano en el circuito comercial?

La alarma está encendida y las posibles ganancias para nuestro país no parecen estar a la altura de lo que se pone en riesgo.

Seguí leyendo: Surgen controversias por el trigo HB4

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