Vinos de Entre Ríos

Un recorrido por los viñedos de la Bodega Ianni

El Agrario visitó la Bodega Ianni, en Colonia El Potrero, Entre Ríos. Vilma y Néstor, sus dueños, nos brindaron un agradable y encantador recorrido por los viñedos y las instalaciones.

Por Camila Correa | 22-08-2021 11:00hs

Tras jubilarse, Vilma y Néstor se convirtieron en productores de vino en  una chacra en Colonia Potrero, provincia de Entre Ríos. Con 12 años de producción vitivinícola, hace un año son dueños de la bodega boutique llamada Ianni.

Se trata de una pareja que siempre anheló vivir en el campo. Ella docente y el comerciante, oriundos de Venado Tuerto, Santa Fe soñaban con jubilarse y vivir en una chacra.

La oportunidad llegó, tras la crisis del 2001, cuando compraron una finca, ubicada a 30 kilómetros de Fray Bentos, Uruguay. “Con mucho esfuerzo comenzamos a condicionarla de a poco. La idea de poner un viñedo apareció después”, nos contó Vilma sobre el inicio de esta nueva vida.

 

El impulso por producir vinos surge de un viaje que la pareja realiza al país vecino de Uruguay. En ese momento comenzaron a recorrer viñedos y a profundizar sobre los caminos del vino en estas zonas. “Allí, en Uruguay, es el mismo clima y empezamos a contactarnos con enólogos. Tiempo después conocimos a Andrés Passadore, un ingeniero uruguayo que hoy es nuestro enólogo”, expresó Vilma.

“Fue una gran sorpresa”, comentó la flamante productora, cuando se enteró que se podía volver a hacer vino en toda la Argentina y principalmente en tierras de Entre Ríos. “Hasta ese momento regía una ley de regionalización de las producciones del año 34 que decía puntualmente que la única región permitida para hacer vinos desde ese momento en adelante era Cuyo”, puntualizó.

Lo primero que hicieron fue un análisis de suelo, y detectaron que le sobran los nutrientes necesarios para la producción de una excelente uva. Además, la zona por su clima, presenta humedad ambiente suficiente para la producción y no necesita riego.

“Con el asesoramiento del enólogo, plantamos 1,5 hectárea de parras con 3 variedades bien francesas: Viognier, Sauvignon Blanc y Cabernet Franc”, detalló Vilma sobre las primeras producciones.

 

En la recorrida por los viñedos, El Agrario pudo indagar sobre el cuidado que requieren las 4 mil plantas que presentan. La poda, la cosecha y los distintos procesos que arrojan el resultado de una producción anual de cerca de 15.000 litros de vino.

“Los tres primeros años hubo que formar la planta”, indicó Vilma sobre las plantaciones de vivero injertadas sobre un pie de roble americano.

Una de las características de estos vinos, es que la uva naturalmente contiene determinada concentración de azúcar y levadura. “En el proceso de fermentación, la levadura come el azúcar y la transforma en alcohol. Es una forma sencilla de cómo hacer vino, es un vino natural, orgánico”, precisó Vilma.

Entre las condiciones para la producción se busca cuidar la calidad. “Podemos llegar a tener el doble de producción de la que tenemos,  pero le bajaría la calidad la uva y por ende bajaría la calidad del vino”.

Producción de los vinos Ianni

La recolección de las uvas es una vez al año. En septiembre comienza la época de las hojas y ramas, con viñedos de forma espaldar,  las ramas se encausan sobre el alambre.

En los meses de octubre y noviembre se empieza a marcar el racimo; en enero o febrero aparecen las uvas. En esta época se tapan los viñedos con medias sombras, por los pájaros que dañan las plantaciones. A principios de marzo se empieza a medir los grados break del vino, y comienza la recolección, lo que los Ianni llaman “Época de vendimia”.

“La vendimia es como una fiesta donde amigos y familiares vienen a realizar el corte del racimo. Cerca de 15 o 20 personas realizan este trabajo con cuchillo o con tijera, las mujeres hacemos la clasificación”, puntualizó la productora.

Y agregó: “Se hace todo a mano, cuidando el corte, se pone todo en cajones y se lleva a la bodega. El trabajo que comienza en el día se trata de terminar, son jornadas largas.”

 

Se trata de una bodega chica, “boutique”, pero tiene elementos como si fuera una gran bodega. “Tenemos tanques de acero inoxidable, control de frío como tienen las grandes bodegas, la envasadora, máquina de poner corchos, pero se hace todo manualmente, artesanalmente, seleccionamos todo, desde el inicio hasta el fin, así se hace un buen vino”, indicó Néstor.

Una vez seleccionadas las uvas, se utiliza una primer máquina, que le extrae el palillo del racimo y del otro lado queda la cascara, el jugo y las semillas. Entre las etapas, también está la fermentación, un proceso corto de 7 a 10 días, “es el momento donde se dispara la temperatura del vino y hay que controlar, para mantener los aromas y el gusto frutado de estos vinos”, detalló Vilma. Luego le siguen las etapas de maduración y de embotellado.

Hasta el momento la bodega ha producido vino joven, antes del año pasa a botella. Pero anticiparon que de la cosecha 2020, una parte  a mantienen en barricas con la intención de producción de vinos de reserva, o de guarda.

 

 

La bodega con una hectárea y media, comenzó la producción en el 2012. Recién en el 2015 se produjeron 700 kilos, después fueron cerca de 4.000 kilos. Y en el 2020 se produjeron unas 12.000 botellas.

“Al tratarse de vinos naturales, no contienen conservantes, entonces la forma de cuidarlos es mantenerlos en cavas, sin luz solar, con la temperatura adecuada”, preciso Néstor.

Con ventas destinadas  a quienes se acercan a la bodega por turismo, a  vinotecas de la zona, ventas por redes a otras provincias del país, Néstor asegura que  en el  futuro la idea es exportar porque son vinos para ese rango.

Según cuenta la historia

Antes del año 1934 en la provincia de Entre Ríos existían muchos viñedos y bodegas. La mayoría de los europeos que llegaron a  esta provincia tenían la tradición de tener en sus chacras, parras y  hacer sus propios vinos.

Esto fue hasta que el presidente Agustín P. Justo, hizo la redistribución de la producción de vino en Argentina y se prohibió producir vino fuera de la zona de Cuyo. “Esto hizo que los argentinos puedan producir vino sólo en esas regiones y también nos acostumbramos a tomar esos vinos”, reflexionó Néstor.

La historia también cuenta, que antes de esa prohibición, en las tierras de Entre Ríos existía la variedad de uva tannat. Allí, dos amigos, un argentino y un uruguayo comenzaban a producir esta variedad. El uruguayo se lleva una planta de Concordia a sus tierras y en Argentina llega la prohibición. En la actualidad es una de las uvas más importantes de Uruguay, donde se considera la «uva nacional».

Esta variedad de uva se sumó tiempo después a la bodega de los Ianni. "Pudimos ver que la planta de tannat es asombrosa. Es una cepa de este terruño, que se adapta muy bien”, indicó Néstor.

 

 

Volviendo a la historia, la prohibición de cultivo de uva para vinificar se mantuvo para Entre Ríos hasta 1993, cuando por iniciativa del senador Augusto Alasino, se aprobó la ley 24.037 que estableció la liberación territorial para la plantación de viñedos.

Durante los últimos años, la provincia de Entre Ríos tuvo un importante crecimiento en la actividad vitivinícola. En toda la provincia existen unos 100 productores en los departamentos La Paz, Victoria, Nogoyá, Colón, Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.

De esta manera, el vino vive una nueva revolución en la Argentina, más vinculada esta vez a la expansión geográfica, se suman las provincias de Buenos Aires,  Santa Fe, Neuquén, Río Negro, Córdoba, Salta, Jujuy  que albergan producciones vitivinícolas.

Fotos: El Agrario / Foto portada: Bodegas Ianni

 

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