sistemas productivos

Investigadores del INTA y de la FAUBA analizan deterioro del suelo

Este grupo de profesionales está analizando y observando los suelos con producciones en secano en el norte de la provincia de Buenos Aires para proponer buenas prácticas para conservarlos.

Por Marisa Massaccesi | 19-07-2020 10:30hs

Se denomina producción en secano a aquellos cultivos que no tienen riego y solamente se benefician del agua de la lluvia. Estas extensiones, si bien están a lo largo de nuestro territorio, predominan en la gran región de la pampa ondulada argentina. Es primordial en casos como estos, acrecentar cada gota que ingrese a esta clase de suelos.

Para abordar esta problemática de manera integral, un equipo de investigadores  del Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), con especialistas de Suelos de la cátedra de Manejo y Conservación de suelos de la Facultad de Agronomía (FAUBA) y la Agencia de Extensión INTA de Arrecifes está analizando y observando los suelos con producciones en secano en el norte de la provincia de Buenos Aires, para proponer buenas prácticas para conservarlos.

 

Patricia Carfagno es especialista en suelos del INTA. Al referirse al tema de la producción en secano, dijo que a menudo se pueden ver lotes agrícolas cuyo proceso de infiltración del agua producida por precipitaciones no es el conveniente, por lo que la fertilidad física de los suelos no logra los resultados esperados.  Al respecto, explicó que “la fertilidad física de un suelo se traduce como la capacidad de aireación, el estado de compactación y la comodidad que le otorga a la raíz para crecer”.

 

Ampliando este concepto, Carfagno agregó que, en aquellos suelos con pendiente, el agua que no infiltra, escurre en corridas y erosión del surco, que se transforman en cárcavas (concavidad formada en el terreno por la erosión de las corrientes de agua), produciendo pérdida de materia orgánica y nutrientes que están en la superficie. Dijo además, que una de las formas de degradación del suelo puede ser advertida por la presencia de costras y sellos, de estructuras laminares y de otros indicios de compactación.

Por su parte, Maximiliano Eiza, especialista en conservación de suelos y agua del INTA de Balcarce expresó que: “Estos síntomas están relacionados con la falta de rotaciones, uso de maquinarias de alto porte, cultivo de especies anuales que dejan poco rastrojo en superficie, riego con aguas de mala calidad y, en algunos casos, se ve agravado por el pisoteo animal”.

Se realizaron ensayos en Arrecifes para evaluar el tema de la infiltración en los suelos. Se utilizaron lluvias simuladas que determinaron que un suelo estructurado y sin problemas físicos tiene una capacidad de infiltración promedio de 26 milímetros por hora, mientras que los que presentan alta frecuencia de aparición de estructuras laminares oscilan entre 7 y 11 milímetros por hora de manera independiente a la cobertura, que tuvo un efecto importante en la disminución de la pérdida de suelo.

Estos ensayos son muy importantes puesto que generan espacios de intercambio con los productores, asesores e investigadores, destacó Cecilia Contreras, jefa de la Agencia de Extensión Rural Arrecifes del INTA.

Otra de las especialistas del Instituto de Suelos del INTA, Daiana Sainz, habló sobre la importancia de mantener la cobertura del suelo, debido a que le brinda protección y evita el impacto disruptivo de las gotas de lluvia, favoreciendo el proceso de infiltración y disminuyendo la producción de escurrimientos, sumado al aporte de materia orgánica.  Al respecto, agregó que “en suelos donde la degradación física es muy avanzada y con alta proporción de estructuras laminares, por ejemplo, el efecto positivo de la cobertura puede verse opacado y es necesario incorporar prácticas de manejo mecánicas que mejoren la estructura edáfica”.

En cuanto a la preservación del suelo Celio Chagas, investigador de la cátedra de Manejo y Conservación de Suelos de la FAUBA, se refirió a recomendaciones tales como: “Incorporar rotaciones (diversificación de cultivos), evitar la prevalencia de un mismo cultivo e impedir el pastoreo del ganado en suelos muy húmedos”.

Hay que tener en cuenta que la composición mineral que tiene el suelo en sus diversas fracciones granulométricas (la medición y graduación que se lleva a cabo de los granos de una formación sedimentaria), la proporción y la particularidad de limos, arcillas y arena con la que cuenta, juegan un papel importante en los comportamientos químico y físico.

Los suelos deteriorados implican además de la pérdida de nutrientes y de materia orgánica, un costo económico y ambiental complejo y difícil de revertir.

Para finalizar, el Investigador de la FAUBA y del Conicet, Felipe Kraemer, opinó que estas características afectan a la agregación, la estabilidad y las distintas variables tales como la densidad aparente y la conductividad hidráulica saturada.

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Fuente: INTA

 


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