Siembra directa en Argentina

La práctica de cultivar la tierra sin ararla previamente

Argentina es pionera a nivel mundial en el uso de la siembra directa, un sistema que beneficia a los suelos porque disminuye la erosión y aporta más materia orgánica que la labranza tradicional, y que comenzó a llevarse a cabo hace más de 40 años.

Por Redacción El Agrario | 12-11-2019 12:48hs

La Siembra Directa cambió el paradigma de la agricultura al desterrar la idea de la necesidad imperiosa de la labranza para poder practicarla. Actualmente no puede hablarse de “suelos arables” como sinónimo de áreas aptas para la agricultura. Suelos que no son arables han demostrado ser “sembrables”.

Los primeros desarrollos que advirtieron sobre la posibilidad de prescindir de la labranza tuvieron lugar en Inglaterra en la década de 1940.

En Argentina, las primeras experiencias llegan en la segunda mitad de la década de 1970. Sin embargo, la transmisión del sistema debió esperar otros 15 años, cuando la generalización de los problemas de erosión de suelos en el país, el aumento de los costos operativos y la aparición de herbicidas a menores precios que permitieran un control de malezas más efectivo, hicieron de la siembra directa una tecnología económicamente viable.

La siembra directa es el elemento central en lo que hoy día se denomina la agricultura de conservación.

La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, Aapresid, institución referente, tomó la labor de relevar la evolución de esa tecnología en nuestro país.

“La siembra directa es el elemento central en lo que hoy día se denomina la agricultura de conservación. La misma representa un considerable avance en la tecnología de producción de cultivos debido a que hace que la agricultura se relacione armónicamente con la naturaleza”, plantean desde la institución.

Representa un considerable avance en la tecnología de producción de cultivos debido a que hace que la agricultura se relacione armónicamente con la naturaleza

Además, agregan: “La siembra directa (SD) es adecuada para pequeños, medianos y grandes productores que utilizan métodos manuales de siembra, tracción animal o siembra mecanizada. Es el sistema productivo basado en la ausencia de labranzas y la presencia de una cobertura permanente del suelo, vía cultivos y rastrojos de cultivos anteriores. Basado en un conjunto de Buenas Prácticas Agrícolas, el esquema permite producir sin degradar el suelo, mejorando en muchos casos sus condiciones físicas, químicas y biológicas”.

Así, la Siembra Directa logra niveles productivos altos con estabilidad temporal y en armonía con el ambiente.

 

¿Cómo se producía antes?

El paradigma reinante históricamente, y aún en la actualidad, para hacer agricultura es el de labranzas. Bajo esta concepción, la labranza es vista como una pieza clave y necesario a la hora de producir granos y forrajes.

El paquete tecnológico reinante bajo el paradigma de la producción con labranzas incluye prácticas como arar, rastrear, y quemar los residuos, dejando el suelo totalmente pulverizado y desnudo.

Como consecuencia de siglos de labranzas, actualmente el 20% de las tierras agrícolas en el mundo son inutilizables. Y la erosión del suelo, tanto hídrica como eólica, es el principal flagelo que supone este método.

 


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