ANÁLISIS INTERNACIONAL

Biden, el presidente estadounidense más pro sindicatos de los últimos 75 años

Biden es el presidente estadounidense del siglo XXI que más se manifiesta en favor de los sindicatos y el fortalecimiento de estos es uno de los ejes de su gobierno. Sin embargo, ¿cuáles son las medidas concretas que ha tomado para beneficiar a las organizaciones sindicales?

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 08-08-2021 09:50hs

A fines de abril, el presidente de Estados Unidos fue noticia por sus fuertes declaraciones a favor de los sindicatos, el pago de más impuestos para las grandes compañías y sus planes de incentivo al trabajo y de protección social. Aquel discurso le valió de parte del presidente Alberto Fernández el apodo de Juan Domingo Biden. Lo cierto es que el gobierno de Biden propone algunos cambios importantes en relación a las tendencias de las últimas décadas y uno de los grandes objetivos es fortalecer a los sindicatos.

Ya en la plataforma electoral Biden había colocado la cuestión de los sindicatos con un fuerte énfasis. Allí se puede leer el apartado “El plan de Biden para fortalecer a la organización de los trabajadores, la negociación colectiva y los sindicatos”, donde se realiza un diagnóstico interesante al respecto. El mismo expresa: “Los sindicatos fuertes construyeron a la gran clase media estadounidense. Todo lo que define que se pueda vivir una buena vida y saber que se puede mantener a su familia, tales como la semana laboral de 40 horas, licencias pagas, cobertura de salud y tener una voz en el lugar de trabajo, se debe a los trabajadores que organizaron sindicatos y lucharon por protecciones laborales”. En otro tramo, la plataforma de Biden señalaba que “actualmente hay una guerra contra la organización, la negociación colectiva, los sindicatos y los trabajadores. Esta guerra se ha estado librando durante décadas, y ha empeorado con Donald Trump”.

A mediados de los 70, el 25% de los trabajadores estadounidenses estaba sindicalizado. Ahora lo está sólo un 10%. Pero no son solo las campañas y los intereses contra los sindicatos -que dicho sea de paso existen también en nuestro país- son los que han debilitado a estas organizaciones en Estados Unidos. Los cambios en la economía, el predominio del capital financiero, las nuevas tecnologías y el traslado de las fábricas a otros países son causas centrales de ese proceso.

En aquel discurso de fines de abril que resonó con fuerza en nuestro país, Biden había dicho que “Wall Street (el sector financiero) no construyó este país. La clase media construyó a este país, y los sindicatos construyeron la clase media”. De acuerdo a un relevamiento del Washington Post, Biden ha sido el presidente estadounidense del siglo XXI que ha dado más declaraciones en favor de los sindicatos en sus primeros 100 días de gobierno, superando por mucho al otro demócrata, Barack Obama. El Partido Demócrata (del actual presidente Biden, antes Obama y Clinton, entre otros mandatarios) tiene una historia mucho más estrecha con los sindicatos que el Partido Republicano (Trump, Bush, Reagan, etc), pero "Juan Domingo Biden" supera holgadamente a sus colegas demócratas en lo que se refiere al apoyo abierto a los sindicatos.

Pero si de comparaciones con Perón se trata, “mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”, decía el expresidente argentino. Más allá de las palabras, ¿hay políticas concretas de parte de Biden para favorecer a los sindicatos? Con menos de ocho meses en el Gobierno, hasta ahora el pro sindicalismo de Biden se limita más a intenciones y pronunciamientos que a cosas concretas. 

En su primer día en el cargo, Biden firmó una orden ejecutiva (el equivalente a un decreto) según la cual sería uno de los ejes de su gobierno el fortalecimiento de los sindicatos. Allí, Biden incluyó a las organizaciones de los trabajadores en los proyectos de infraestructura y lucha contra el cambio climático, articulando de esa manera estos tres ejes de su programa de gobierno. En otra orden ejecutiva firmada en abril puso a la vicepresidenta Kamala Harris al frente de un equipo de trabajo que busca promover el crecimiento del nivel de sindicalización y también apoyó la campaña en favor de la creación de un sindicato en la elección que realizaron los trabajadores de una planta de Amazon en el estado de Alabama. La votación dio por ganadores a aquellos trabajadores que se oponían a la creación de un sindicato, aunque no sin denuncias de supuesta intimidación de parte de los empleadores.

La legislación con la que Biden pretende fortalecer a los sindicatos es la Protección del Derecho a Organizarse, conocida como PRO por sus siglas en inglés. Con esa legislación, que sería el plato fuerte de su política, se facilitaría significativamente la organización de nuevos sindicatos y se prohibirían leyes estaduales que evitan o dificultan la creación de sindicatos o que impiden la recaudación de cuotas a no afiliados. Esta legislación ya fue aprobada en la Cámara baja, pero aún necesita aprobación en el Senado, y allí los republicanos están realizando obstruccionismo para que no avance. Por ello, hasta el momento no hay mayores novedades. Las elecciones de medio término podrían mejorar la posición de los demócratas en el Senado, ya que se ponen en juego 34 de las 100 bancas totales.

Para encontrar una comparación de Biden y su respaldo al sindicalismo hay que retrotraerse a Franklin D. Roosevelt (FDR), el presidente del new deal con el que Estados Unidos salió de la recesión del 30 y entró luego en la Segunda Guerra Mundial. FDR llegó al poder en 1933 y murió siendo presidente en 1945. Durante sus gobiernos impulsó las industrias del acero y la construcción y tuvo una política en favor de los sindicatos. Otro antecedente es Jimmy Carter, que llegó al poder en 1977 e inicialmente tenía un gran discurso pro sindicatos, pero que terminó claudicando al poco tiempo.

Hoy el apoyo al sindicalismo de Biden tiene como trasfondo dos elementos centrales. Por un lado, el crecimiento de la desigualdad en la sociedad norteamericana y el deterioro de los salarios y las condiciones laborales, que afectan sobre todo a la masa de trabajadores no sindicalizados. Ello contrasta con lo que viene sucediendo en China en las últimas décadas, con una clase media pujante que crece a un ritmo vertiginoso, impulsando el consumo de nuevos bienes y servicios, como por ejemplo la carne, fenómeno que ha beneficiado a nuestro país en tanto exportador. Por otro lado, la percepción de que los demócratas gobiernan para Wall Street, los acuerdos de libre comercio y el traslado de fábricas al extranjero, han minado la histórica base obrera de este partido. Así, los trabajadores de cuello azul, los industriales, se pasaron al bando de Donald Trump. El triunfo de Trump en lo que se conoce como el Cinturón de Óxido -antiguo polo industrial hasta fines de los 70 y que queda situado al norte del Medio Oeste, circundando los Grandes Lagos- fue uno de los hechos decisivos de la elección que lo consagró en 2016. En 2020, y según algunos analistas de la mano del apoyo de los sindicatos, Biden recuperó casi todo el Cinturón de Óxido. Por consiguiente, la estrategia de respaldo a los sindicatos podría tener como objetivo recuperar a los trabajadores industriales que históricamente fueron votantes demócratas.

Si Biden terminará siendo un Jimmy Carter o un Roosevelt aún está por verse. El mundo es completamente diferente al de uno y otro caso, y los obstáculos y oportunidades también lo son.

 

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