ANÁLISIS INTERNACIONAL

China y su expansión en el agronegócio, una cuestión de geopolítica

La expansión comercial de China en el terreno del agro no solo debe ser interpretada en términos económicos, sino también geopolíticos. La disputa hegemónica con Estados Unidos como telón de fondo.

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 31-01-2021 10:00hs

En 2016, China sacudió el mercado mundial de semillas y pesticidas al adquirir, a través de la estatal ChemChina, a la corporación de capitales angloholandeses Syngenta, entonces líder mundial en el mercado de pesticidas y una de las tres mayores del mercado de semillas genéticamente modificadas, detrás de las norteamericanas Monsanto (adquirida por Bayer en 2017) y DuPont. Se trató de una importante conquista para China, en notoria expansión económica en las últimas décadas. Considerado un país “emergente” al inicio de la década del 2000, cuando ingresó a la Organización Mundial de Comercio (OMC), ese rótulo ya le ha quedado chico y se encamina a superar a Estados Unidos, al menos en el terreno económico.

Sin embargo, la adquisición de Syngenta no solo fue un paso adelante en materia económica, sino también en el terreno de la seguridad nacional y en el de la geopolítica. Un paso importante con el cual China superó un elemento de vulnerabilidad: el control sobre el diseño, producción y comercialización de las semillas genéticamente modificadas destinadas a la producción de alimentos, así como de los pesticidas asociados. China ya había avanzado en esa dirección al adquirir a la productora de semillas Nidera a través de Cofco, pero con Syngenta  pasó a jugar en el máximo nivel del sector.

Pero ¿qué tiene que ver el comercio de semillas y pesticidas con la seguridad nacional y la geopolítica? En primer lugar, la seguridad alimentaria es constitutiva de la seguridad nacional: garantizar el acceso a los alimentos es un prerrequisito para la defensa de la seguridad nacional. Si el suministro de semillas y pesticidas depende de corporaciones fuera del control estatal y vinculadas a capitales extranjeros, e incluso con estrechos vínculos con el aparato estatal de otros países, como es el caso de DuPont con Estados Unidos (y anteriormente con Monsanto), entonces la seguridad alimentaria del país en cuestión se encuentra en situación de clara dependencia. Cualquier interrupción en el suministro o alteración de las condiciones de acceso o precios tiene el potencial de afectar seriamente al sistema productivo en cuestión. Esa vulnerabilidad puede ser menos importante para países que se relacionan de manera asimétrica con, por ejemplo, Estados Unidos. En cambio, para un país que ha comenzado a disputar la hegemonía global, suplir esa desventaja resultaba imperativo. Eso es lo que ha hecho China al pasar a controlar una de las mayores corporaciones que diseñan, producen y comercializan semillas genéticamente modificadas, así como los pesticidas.

Además de Syngenta, en los últimos años China ha ampliado su poder en el comercio internacional de agroalimentos a través de la estatal Cofco, fundada en la década del cuarenta, pero que en la última década dio pasos agigantados, entrando en el grupo de las cuatro grandes comercializadoras del sector: el ABCD

En su libro Geopolítica y Alimentos, Juan José Borrell explica que, a partir de la introducción a mediados de la década del noventa de la ingeniería genética aplicada, el insumo semilla se convierte en el principal recurso, mientras la tierra pasa a ser un insumo, invirtiendo la relación anterior. El poder del productor local y del dueño de la tierra queda relegado ante el poder de las corporaciones biotecnológicas como Syngenta o Bayer. De ahí la importancia geopolítica de detentar el control sobre esas corporaciones, de manera directa, como hace China con las compañías estatales, o indirecta, como hace Estados Unidos con las compañías de capital privado.

Además de Syngenta, en los últimos años China ha ampliado su poder en el comercio internacional de agroalimentos a través de la estatal Cofco, fundada en la década del cuarenta, pero que en la última década dio pasos agigantados, entrando en el grupo de las cuatro grandes comercializadoras del sector: el ABCD, compuesto por ADM, Bunge, Cargill, Dreyfus, a la que ahora se les suma Cofco. En nuestro país, Cofco ha desplazado a Cargill como la principal exportadora. En tanto estas corporaciones tienen enorme poder en la totalidad del proceso, desde la producción y acopio, hasta los embarques y fletes marítimos, gran parte del control sobre el comercio mundial agrario recae en ellas, pudiendo incidir en los precios y flujos comerciales. A través del crecimiento de Cofco en las últimas décadas, China pasó a jugar en las ligas mayores del comercio internacional granario, algo que también debe ser ponderado en términos políticos y no meramente comerciales.

La adquisición de tierras fuera de su propio territorio (land grabbing) también está orientada a la ampliación de la seguridad alimentaria. China ha sido durante la última década uno de los países que más adquirió tierras, principalmente en África. Aunque insuficientes para sustituir a grandes proveedores, la finalidad de esas tierras es diversificar el suministro del grano de soja, del cual hoy depende enormemente de Estados Unidos y Brasil. Como ya se ha comentado en esta columna, la diversificación es un objetivo del gobierno chino, posiblemente visto como de mayor necesidad luego de la Guerra Comercial iniciada por Donald Trump en 2017 y la relación tumultuosa con Jair Bolsonaro en Brasil.

La consideración de la expansión económica china en el terreno de la producción y comercialización de alimentos como un incremento de su poder internacional es insoslayable cuando se considera la creciente disputa entre esta y Estados Unidos. Más allá de la llegada de Joe Biden y el fortalecimiento de instancias multilaterales para la solución de conflictos, la tensión entre ambas potencias continuará. En un extremo se encuentran las hipótesis de conflicto bélico involucrando directa o indirectamente ambas potencias en el Mar del Sur de China. La República Popular China disputa allí la soberanía sobre algunas islas y archipiélagos con Taiwan, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunei. En julio de 2020, el gobierno de Trump consideró como ilegales todos los reclamos chinos, modificando su postura anterior de mayor neutralidad. En los últimos días, China le “dio la bienvenida” a Joe Biden al movilizar aviones en la zona de defensa aérea de Taiwan, lo que valió el repudio del Departamento de Estado norteamericano, además de que cambió el estatus de la guardia costera de su país, habilitando a que puedan disparar y eliminar cualquier embarcación o estructuras de otros países construidas en los arrecifes en los que China reclama soberanía.

La creación de Syngenta Group para el sector de semillas genéticamente modificadas y pesticidas, el crecimiento de Cofco en el sector trader y la adquisición de tierras fuera de sus territorio constituyen procesos por los cuales China no solo ha extendido su poderío económico, sino que además ha adquirido mayor relevancia en términos geopolíticos.

 

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