ANÁLISIS INTERNACIONAL

El poder político del agro en Brasil: la bancada ruralista

¿De qué manera el poder del sector agropecuario se hace presente en el Congreso brasileño? la centralidad de la bancada ruralista y sus limitaciones.

Por Ignacio Lautaro Pirotta | 03-01-2021 11:00hs

En Brasil el sector agropecuario se encuentra políticamente bien representado por la renombrada bancada ruralista en el Congreso Nacional. Formalizada en 2008, cuando se regularizó la formación de bancadas temáticas, la ruralista existía desde el retorno de la democracia y es de entre las bancadas organizadas en torno a temas específicos (como la evangélica o la de Seguridad Pública) la de mayor peso. Además, el Frente Parlamentario de la Agricultura (FPA), como se denomina formalmente, entabla diálogo con el Ejecutivo (en muchas ocasiones indicando o vetando candidatos para ocupar el Ministerio de Agricultura) e incluso con la Corte Suprema. Actualmente, sobre un total de 513 diputados, 245 (el 47,7%) están inscriptos en la FPA; y de los 81 senadores hay 39 (48,1%), según el sitio web del propio frente. En comparación, entre las bancadas partidarias en Diputados la más grande es la del Partido de los Trabajadores (PT), con 52 miembros  (10,1%); en el Senado la del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), con 13 miembros (16%). En el año 2012, el diputado Homero Pereira fue elegido como el presidente de la FPA. Oriundo de Mato Grosso, el principal estado agropecuário de Brasil y con una cosecha de soja equivalente a la de toda la Argentina, el diputado se refirió a la FPA como “el principal partido político de Brasil”.

Uno de los aspectos que diferencian a la bancada ruralista de las demás bancadas temáticas, que son comunes en Brasil, es la existencia de un instituto que sirve como soporte técnico. El Instituto Pensar Agricultura (IPA) fue creado en 2011, ofrece asesoramiento, elabora informes sobre los requerimientos del sector y sirve como sede las reuniones del frente ruralista. El IPA está conformado por 44 entidades agropecuarias, las cuales financian su funcionamiento y, por lo tanto, de manera indirecta financian a la bancada ruralista. El IPA y el hecho de que muchos de los miembros de la bancada sean empresarios del sector, sin dudas, colabora con la formación de un grupo parlamentario cohesionado, a pesar de que los miembros tengan procedencias partidarias diferentes.

De modo general, su objetivo es “estimular la ampliación de políticas públicas del agronegócio nacional”, pero se destaca el interés por la defensa de la propiedad rural (en contraposición con la ocupación de tierras, que tiene como protagonista al Movimiento de los Sin Tierra, aliado a su vez al PT) y en permanente tensión con las áreas protegidas y las reservas indígenas. Otro de los temas centrales ha sido la legislación sobre el uso de pesticidas, siendo uno de los caballos de batalla el proyecto de ley 6299/02. En la elaboración de este proyecto tuvieron gran responsabilidad Blairo Maggi, quien fuera además de prominente miembro de la bancada ruralista, gobernador de Mato Grosso y ministro de Agricultura de Michel Temer, y la actual ministra de Bolsonaro, Tereza Cristina, previamente presidente del Frente Parlamentario de la Agricultura y antes secretaria de Desarrollo Agrario del estado de Mato Grosso del Sur.

En las elecciones de 2018, Jair Bolsonaro se hizo con el apoyo del sector agropecuario, históricamente más volcado al PSDB, que entonces presentó como candidato al exgobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin. La seducción por Bolsonaro se produjo a partir del discurso radical del actual presidente, con consignas como las de tipificar como terroristas las acciones de ocupación de tierras del MST. A una semana de las elecciones de octubre de 2018, y con Alckmin con una muy baja intención de voto, el FPA anunció su respaldo a Jair Bolsonaro, consolidándose así una de las alianzas estratégicas más importantes para el actual mandatario. En una reunión con miembros de la bancada a mediados de 2019, Bolsonaro les dijo a los ruralistas: “este gobierno es de ustedes”. En efecto, con el actual gobierno el proyecto de ley 6299/02, conocido por sus detractores como “PL del veneno”, no necesitó transitar por el Congreso ya que el gobierno autorizó por decreto cantidades récord de nuevos pesticidas. Además, en los dos años de gobierno se destaca el incremento de los recursos del Plan Zafra, mediante el que se otorgan créditos y subvenciones al sector, y las modificaciones en los procesos de regularización de propiedad de tierras. El excelente momento del agro brasileño se explica también por factores que exceden al gobierno, como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que por un momento impulsó las exportaciones de soja, así como la actual suba de precios. En 2019 y 2020 Brasil batió sucesivamente el récord de producción de granos, desbancando a Estados Unidos del lugar de principal productor de soja en un momento de alza de los precios internacionales.

Sin embargo, el peso de las bancadas temáticas en general suele estar sobredimensionado. En muchos casos, las bancadas, como por ejemplo la evangélica o la de la Seguridad Pública (conocida como la Bancada de la Bala), sirven también como vidriera para legisladores con poca relevancia en el Congreso, el denominado bajo clero. Esa es la extracción de la que formó parte Bolsonaro en su largo paso como Diputado Nacional, desde 1991 hasta 2018. Esto, sumado a un fuerte discurso contra los partidos políticos y las negociaciones propias del presidencialismo de coalición (la fórmula de la gobernabilidad en un Congreso muy fragmentado), hizo que Bolsonaro pretendiera otorgarles a las bancadas ruralista, evangélica y de la bala un protagonismo en su gobierno, en detrimento de las partidos políticos, para el que no existen condiciones. Como muestra el trabajo de Silvio Cascione y Suely Vaz Guimarães, "Obstáculos para el protagonismo de los frentes parlamentarios en coaliciones presidenciales en Brasil", en primer lugar los miembros efectivos de las bancadas (aquellos que participan activamente) es mucho menor que el de la cantidad de inscriptos formalmente. Desde esa perspectiva, de acuerdo a los autores, la bancada ruralista tiene un número efectivo estimado en 118 integrantes entre ambas cámaras, y aunque la hace por lejos la bancada con mayor participación, dista mucho los 284 miembros (en total) que figuran inscriptos. Pero además, los partidos políticos son centrales en el proceso legislativo brasileño en función de las prerrogativas procedimentales. Un hecho que suele incrementar la percepción del poder de la bancada ruralista es que sus intereses coinciden en la mayoría de los casos con los intereses de los partidos de los cuales forman parte sus miembros. La experiencia del gobierno de Bolsonaro, quien terminó realizando alianzas con diferentes partidos a mediados de 2020, confirma la centralidad de los partidos y la inviabilidad de las bancadas temáticas como base legislativa. El peso de las bancadas temáticas es innegable, pero distan de ser sustitutos de los partidos políticos.

El agro es uno de los aliados claves del actual gobierno, y es uno de los que más ha ganado durante su presidencia. Las únicas máculas -nada despreciables- en la relación son los efectos adversos de la política ambiental en la imagen exterior (especialmente con la Unión Europea, segundo mercado de las exportaciones agrícolas) y los cortocircuitos en la relación con China (principal mercado). En el caso del Amazonas, según gran parte del agro existe una campaña contra Brasil con la excusa del medio ambiente, pero que en realidad sería meramente comercial y de corte proteccionista. No obstante, existen críticas al manejo de la crisis por parte del presidente. El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea se encuentra totalmente trabado, y uno de los principales argumentos esgrimidos del otro lado del Atlántico es la política ambiental y de agroquímicos de Brasil.

El poder rural entendido de manera amplia y más allá de la bancada es central en Brasil. La oposición a un regreso del Partido de los Trabajadores se puede dar por descontada. En cambio, tanto para sostener al actual presidente o en la formación de una nueva configuración de poder que reemplace al impredecible Bolsonaro, los políticos representantes del poder rural están llamados a tener centralidad.

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