En un año en el que el escenario mundial atraviesa una situación extremadamente inusual a causa de la pandemia de COVID-19, el mercado de los biocombustibles no pudo escapar a la merma de la actividad ni a las medidas preventivas que detuvieron la circulación masiva con el objetivo disminuir los casos de contagios de coronavirus.

Sujeto a los cambios en la política comercial que aún se hacen esperar tanto a nivel doméstico, con el reclamo por el aumento en los cortes de las naftas; como a nivel externo, respecto a la competitividad con combustibles fósiles importados sin carga tributaria; hoy el sector le hace frente a una gran crisis que se refleja en la paralización de las actividades de las plantas de producción, suspensión de personal y reclamos a la Secretaría de Energía de la Nación.

Las plantas de Argentina producirían casi 600.000 toneladas menos que en el mismo periodo del año anterior.

En los números, un informe presentado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) expone que la producción de biodiesel estimada para 2020 alcanzaría 1,56 millones de toneladas, lo que significaría un 30% por debajo del año anterior y 35% menor al promedio de los últimos cinco años. Esto quiere decir que las plantas de Argentina producirían casi 600.000 toneladas menos que en el mismo periodo del año anterior.

Otro de los valores que más sorprende es el que aportó la Secretaría a cargo de Darío Martínez, que explica que el output de las empresas dedicadas a esta actividad sufrieron una caída interanual del 50%, superando las 106 toneladas, pero con “el volumen más bajo para un mes de septiembre desde el año 2008”.

En el acumulado anual hasta octubre (sin incluirlo), la producción de biodiesel llegó a los 11,1 millones de toneladas, una baja de 500.000 toneladas con respecto no solo a 2019 sino también de los niveles mínimos de la última década, tal como ilustra el cuadro a continuación.

El informe de la BCR reparó también en el precio de este biocarburante, actualizado después de más de 10 meses, cuyo congelamiento causó una “erosión de la rentabilidad de la industria de biodiesel respecto a la evolución del precio del aceite de soja”. Sumado a esto, el atraso en los valores y el aumento de la materia prima influyen en esta caída ya que, según informan referentes de diferentes cámaras del sector, se hace imposible reactivar las plantas de producción.

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